A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


martes, 7 de junio de 2016

A mis nietos futboleros

  Mis queridos nietos: como, para alguno de vosotros,  el fútbol ha empezado a ser  algo que os afecta, a veces, tanto, este artículo  en mi columna del Diario Córdoba de hoy, viene a ser lo que en realidad quiero deciros a vosotros, mis niños queridos, para que  no dejéis  aficiones que tenéis al deporte, algo muy positivo pero  que no lleguen a quitaros el sueño quién pierde quién gana. Gana siempre el que se esfuerza más,. aunque pierda. Un abrazo grande para todos.
  
RESPETO PERO NO COMPARTO
El escritor francés Denis Diderot dice: «Del fanatismo a la barbarie sólo media un paso». Y digo yo que hasta ese paso se vulnera cuando el fanatismo, aun sin ser conscientes de ello, nos hace caer en sus redes,
Tiempos ha el fanatismo religioso nos mantenía en trance que nos cegaba hasta el extremo de ni tan siquiera saber pensar en algo que fuera más allá de la religión como, por ejemplo, la pobreza, la política, el hambre, etc.
Nos enloquecían los actos religiosos: misiones, novenas, triduos, procesiones, Ejercicios Espirituales… De siempre me he confesado católica y en ello sigo, pero tras haber despejado aquella columna de humo que no me dejaba ver los problemas que nos rodeaban y que eran muchos, como el día a día  cargado de miserias en el que vivíamos.
¿Y que a qué viene esto ahora? No seré yo sola la que vea cómo en estos tiempos, otra maraña de humo obnubila, nubla la capacidad de examinar, debatir, pensar...
¡Pues, sí, al fútbol me refiero! Terrazas y televisiones a tope, griterío, discusiones, campos de juego hasta la bandera, horas y más horas –hasta cuatro seguidas. me decía un amigo--, sin pestañear ante un televisor y lo que sigue: discusiones entre amigos, familiares, y los recibimientos de millonarios jugadores que como si fueran héroes de la vieja Roma, se les festeja en multitudes de enardecido fervor, que hasta lloran amargamente, cuando pierde su equipo. Y no digamos cómo se lleva a la política este deporte que como tal nada tiene que ver con ser español, catalán o andaluz, pongo por caso.
Me gusta, y lo confieso, el fútbol o cualquier otro deporte, cuando es arte, pero no conozco arte alguno que fanatice de esta manera. Respeto absoluto a los futboleros, pero no puedo compartir eventos que precisan cientos de policías, peleas y hasta invasión de ese paso que lleva a la barbarie como hemos presenciado tantas veces.
¿Por qué no llorar por los niños que mueren en las playas llegados en malditas pateras? ¿Por qué no detenernos en noticias siniestras de muertes, raptos, violencia? Seguro que mucho de humo hay que nos provoca un tipo de cataratas  nos impiden ver la luz con claridad


* Maestra y escritora

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