A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


sábado, 29 de junio de 2013

Mis nietos protagonizan un cuento

Mis queridos nietos y nietas: Repasando fotos de hace unos años, cuando erais tan pequeñitos, se me ocurrió escribiros un cuento ilustrado con ellas porque son preciosas y os  retornarán siempre a días felices vividos en familia. A ver si os gusta. Seguro que sí porque lo de ser protagonistas de algo  os encanta y aquí, en mi cuento, todos lo somos un poco. Lo voy a titular:
                                                     DOMINGO DE SERPIENTE

¡Pues, sí, todo estaba a punto para pasar un buen día en nuestra parcela de la sierra. Allá que nos fuimos y, nada más llegar, Gonzalo -¡qué chiquitito está!- exclamó:
-¡A ver quién llega antes al columpio!
Y creo que llegamos  todos a la vez y, ¡qué gusto! Debajo del pino grande, balanceándanos como en las barquillas de la feria. Pero pronto, Javier, siempre con iniciativas, exclamó:
-¡Pues yo voy a cavar que hay mucha hierba!


Y aquí lo tenéis convertido en un labrador. Fijaos bien en la cara de gusto que tiene.  



Lo estábamos mirando con atención, cuando de pronto, corriendo, dando saltos, gritó:
-¡Abuela, corre, una serpiente, llama a mi padre, corre!
Para qué la que se organizó. Todos corríais como desesperados, y Ágela e Isabel María, las más chiquitas, lloraban agarradas a mi falda.
-¡Tranquilos, no pasa nada! Esperaos que voy a verla.
Y vaya sorpresa! ¡Era una lombriz de tierra!

Os tranquilicé un poco contándoos cómo las lombrices de tierra salen cuando hay humedad pero que son bichitos buenos que se comen los insectos  y que alimentan la tierra.


No obstante, Ángela paso tal susto que su padre la tuvo que coger en brazos y dormirla
un rato.

Pronto, olvidados de la  "serpiente" decidisteis  seguir con la tera empezada por Javier. ¡Y vaya cara la de Javier tirando de la carretilla! ¡Y mi Isa echando paladitas de hierba en la carretea! ¡Y mi Amalia amontonando la hierba!



Cuando terminasteis, con las trastes al hombro, os disteis un paseito. Y al finalizar el día, tras la paella, el chorizo y la paceta, un gatito en el pino nos miraba.  
 -¡Vamos a cogerlo, abuela, que no se puede bajar y se va a morir! Pero era tarde y vuestros padres dijeron: -¡Vámonos! El gato se bajará solo, de igual forma que se ha subido!   Y nos subimos  en los coche y allí se quedó un día feliz que no quiero que olvidéis, porque, en el índice de vuestras vidas, no puede quedar una fecha en blanco. Días buenos, días regulares, días malos, pero que no os falte jamás el mor y la unión.   ¿Os ha gustado el cuento? ¿A qué os trae buenos recuerdos? Tenemos fotos de hace dos días. así que a ver si escribís un Cuento-fotografías y, de todas formas, los seguiré escribiendo también yo. Os quiero y os quiero.  
                 Y el gatito golosito  nos miraba
y en el pino se quedó
y con su colita nos decía:
¡Adiós, adiós!
¡Volved pronto
que aquí os espero yo!