A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


domingo, 20 de noviembre de 2016

Un relato para mis nietos

CUENTO
Un puzle de gran cantidad de piezas esperaba en un escaparate la mano paciente y laboriosa que lo convirtiera en un artístico  tapiz. Una pieza de las más grandes correspondiente al centro del tapiz, con gran indiferencia, dijo a  una de las más pequeñas: Tú poco tienes que hacer en esta obra. Yo, por el contrario, soy indispensable. Sin mí, nadie podrá hacer esta bella obra.
Un hombre, aficionado y buscando el puzle más grande que pudiera encontrar, lo  compró y se dispuso a colocar pieza tras pieza. Una de las primeras fue, efectivamente, la pieza grande que sonriendo, dijo a la otra: ¿qué te dije? Ya ves que soy la primera. Tú eres tan pequeña que puede que ni tan siquiera note tu espacio vacío.
Y en esto, un soplo de viento arrojó a la pieza chica lejos de la mesa donde el hombre trabajaba. Cuando aquel hombre terminó  de colocar las piezas en orden de mayor a menor y, cuando creía que ya estaba terminado el tapiz, cayó en la cuenta de que no estaba completo: faltaba una pieza.
Preocupado se decía: no puede ser. Esta obra así no tiene ningún valor; falta una pieza. Si no aparece, no podré exponer mi trabajo; será tiempo y dinero perdido.

De pronto vio cómo la pequeña pieza estaba debajo de una silla. Con gran alegría, la 
cogió y exclamó: ¡Qué grande eres!

Mis queridos nietos: no hace falta que os explique nada; sé que lo habéis entendido. No desprecéis, pues, a nadie por insignificante que os parezca, porque  el gran tapiz del universo lo formamos entre todos y en él todos somos grandes.