A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


miércoles, 16 de enero de 2013

Nueva obra: Antología de Cuentos



Mis queridos nietos y nietas: Ya tenemos el nuevo libro de Cuentos que  tanto empeño me ha costado conseguir pero que me hacía gran ilusión porque en él podréis leer cuentos que hablan de vuestros gustos, intereses, aficiones, de todo aquello que os pueda emocionar y hacer sentir, así como aprender valores necesarios para la convivencia en familia y en sociedad.
Ya mismo os lo voy a regalar y seguro que váis a entender el placer de leer y de aprender, lejos de libros d etexto, tareas, maestros y hasta lejos de padres y sermones de abuelos/as

¿Algunos títulos? ¡Vale!
Gatitos Llorones.
El gigante de cartón.
El ratón y el gato.
El gitanillo arco iris....
ETC. ETC:

¡Un montón de cuentos! Ya me diréis cuáles os gustan más y por qué. Muchos besos de esta abuela qu ehoy os dice: Aquí tenéis la primera Antología de mis cuentos. Después, si Dios quiere, vendrá otra.

domingo, 13 de enero de 2013

Mi chiquitina descubre las espinas



Te quiero, preciosa. ¡Mira qué bonita puesta de sol!

Mi querida chiquitina, Amalia: Hoy, después de comer, tu padre y tú me habéis recogido para subir al campo.

Cuando llegamos allí, ¡vaya sorpresa! Todo estaba florecido como en primavera. El naranjo, blanco de azahar, los rosales cuajados de rosas y hasta las lilas en hermosos ramilletes nos sorprendieron.

Tu padre, en urgente tarea, se puso manos a la obra que no era otra cosa que recoger muebles y ordenar un poco de cara a la llegada inmediata de los albañiles. Tú yo, de la mano, fuimos recorriendo los rosales. De pronto, te me escapaste y con decisión te lanzaste a coger rosas. ¡No, no, vida mía, ten cuidado que pinchan! -te grité, al tiempo que te apartaba las manos de una maraña de ramas. Pero ya era tarde; te habías clavado una espinilla que te quité con mucho cuidado, y tu preciosa carita se puso triste. ¡Las flores pinchan! - exclamaste entre sorprendida y asustada- No -te contesté -; las flores no pinchan. Las espinas son las pinchonas. Vamos a coger una rosa con cuidado.

Por más que lo intenté, te quedabas rezagada. Era como si la belleza de las flores, el placer de cogerlas, de olerlas, de tenerlas entre tus manitas, se hubiese eclipsado para siempre de tus ingenuos deseos. Por eso, con mucho cuidado, desgajé, ante tu expectación, un tallo de rosa y, una por una, le quité todas las espinas. ¿Ves..? -te dije- Ya no pincha. Cógela.

Y la cogiste, con algo de recelo, al principio, pero inmediatamente tu cara volvió a iluminarse para repetir: ¡Es verdad, ya no pinchan!

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¡Qué día más maravilloso, mi linda nieta Amalia!
No sólo he sido testigo del milagro de la naturaleza, que en pleno otoño ha resucitado rosas,sino que tú, mi chiquitina, tan linda, tan dulce... has hecho que a mi alma, reguero de lágrimas en este día del otoño que empieza también a ser mi vida, brille de nuevo una increíble primavera con la más bella rosa jamás por mí soñada: tú, mi niña preciosa, tus risas, tus palabras,
Sólo me queda un pesar que deseo mitigar con esta carta que te dedico. Y es que, por primera vez has descubierto que las rosas pueden tener espinas.
Sí, vida mía, pero no las desprecies por ello. Haz, como yo esta tarde: quítaselas con cuidado de no pincharte ni pinchen a los demás  y después disfruta de ellas, apriétalas entre tus manos, ámalas... A cambio recibirás lo mejor que tienen: su aroma y su color.
Un beso muy fuerte de esta abuela que llora de tanto como te quiere.

¡Ah! Y no olvides que por mucho frío que tengas, por mucho invierno que sea, siempre es posible tropezar , como nos ha sucedido hoy, con una primavera.

sábado, 5 de enero de 2013

Mi regalo de Reyes


Mis queridos nietos y nietas: Por fin pude conseguir que los Reyes Magos os tuvieran a punto este libro de cuentos que, si bien ya están editados, andan dispersos por otras obras de Pedagogía, y yo quetría que los tuvieseis solo como lectura y sin tener que hacer actividades escolares. Solo leer y pasarlo bien. Pienso qu eos gustarán porque todos son divertidos, sencillos y cortitos de leer.Los dibujos lo hicieron mis alumnos, niños y niñas como vosotros que, aprendieron a ser creativos e inventar sus propia silustraciones, tanto para sus trabajos como para estos cuentos que son una primera parte. Espero poder, un día, regalarlos la segunda y la tercera... Os quiero mucho. Aprended de estos cuentos a ser niños y niñas con valores que e sigual que a ser educados, responsables, trabajadores, respetuosos, etc. etc. Un besazo y preparad los zapatos que los Reyes están a punto de llegar.


EL NIÑO QUE TENÍA DOS VOCES.

(No me es posible, por problemas del servidor, bajar las ilustraciones, pero lo haré tan pronto me lo permita) Ahora lo intento. Son dibujos de un niño.

Pedro había cumplido ya seis años.Era un niño obediente y bueno que hacía siempre caso de todo lo que le decían los mayores. Cuando su mamá le mandaba algo, Pedro contestaba:
-Sí, mamá. Te quiero mucho y eres la más buena y la más guapa de todas las mamás y, cuando yo sea mayor, te voy a comprar un coche de carreras.
Y le ayudaba a poner y quitar la mesa y también a tener cuidado de su hermano más pequeño que todas las cosas se las metía en la boca.
Pedro tenía muchos amigos y jugaba con ellos en el jardín del barrio.
-Bájame la bicicleta, mamá, por favor –decía Pedro.
Y, cuando alguien le daba alguna cosa, Pedro contestaba:
-Gracias. Muchas gracias.
Y la gente del barrio comentaba:
-Este niño, Pedro, es un niño muy educado. Parece una persona mayor.
Y a Pedro le gustaban mucho los cuentos, las canciones, el cole, las películas de dibujos animados y, sobre todo, le gustaba que su abuela lo recogiera del cole y le comprara chucherías.

Pero, un día, delante de los vecinos del barrio, que tomaban el fresco en la calle, cuando su mamá lo llamó para merendar, Pedro contestó:
-¡No quiero merendar! ¡No me da la gana de ir! ¡Eres una mamá tonta!
Y como Pedro siempre había sido bueno y obediente, su mamá pensaba: ¿Qué le habrá pasado a mi Pedro para que me conteste tan mal y tan feo? ¡Si él ha sido siempre un niño bueno! ¿Quién le habrá enseñado esas cosas?
Y su la mamá le dijo:
-Así no se le contesta a las mamás ni a nadie. ¿Dónde has aprendido a hablar de esa manera?
El pequeño se quedó pensativo y dijo:
-Yo no he sido mamá. Yo te quiero mucho. Tú eres muy buena y muy guapa, ¡la más guapa y la más buena de todas las mamás!
Y  la mamá de Pedro lo perdonó sin hablar más de aquel comportamiento tan feo.

Pero otro día, cuando le mandó lavarse los dientes y recoger sus juguetes, de nuevo Pedro contestó mal:
-¡No quiero! -gritaba-. ¡No me da la gana! ¡Eres una tonta! ¡Yo no quiero lavarme los dientes! ¡Yo no quiero recoger los juguetes! ¡Yo no quiero cuidar más del hermano! ¡No, no, no..!
-¡Castigado! -dijo la mamá, cogiéndolo del brazo y llevándolo a su dormitorio-. De ahí no vas a salir hasta que no sepas hablar con educación. ¿Quién te enseña esas contestaciones?
El pequeño se echó a llorar, al tiempo que repetía:

-¡Perdón, mamá! ¡Yo te quiero mucho! ¡Tú eres la mamá más guapa y la más buena de todas las mamás! ¡Yo no te contesto mal! ¡Yo soy bueno!
-¿Cómo? -dijo la mamá-. ¿Que no me contestas mal? ¿Qué eres bueno? ¿Y qué son esas cosas que yo oigo?
-¡Sí, mamá! ¡Sí, mamá! -repetía el niño sin dejar de llorar-. ¡Yo soy bueno! ¡Yo te quiero mucho! Yo no te contesto. La voz que te dice esas cosas es la voz mala. ¡Yo no la quiero! ¡Yo quiero la voz buena que te llama guapa y que te hace caso!
-¡Es verdad! -exclamó la mamá de Pedro-. ¡Mi niño tiene dos voces, y yo no me había dado cuenta! ¿Quieres que hagamos una cosa?
-¿Qué, mamá? ¿Qué vamos a hacer. Yo no quiero tener la voz mala. Yo sólo quiero la buena.
-¡Muy sencillo lo que vamos a hacer! -dijo la mamá.
-¡Ahora mismo vamos a ponerle un buen tapón a la voz mala para que no salga más! ¿Qué te parece?
-¡Bien, bieeen…! -Gritó Pedro dando saltos de alegría.
Y la mamá de Pedro, con un buen tapón en la mano dijo:

¡Cangrejos, sopa de grillos!

¡que si habla la voz mala

se le caigan los calzoncillos!

Y Pedro oyó dentro de su cabeza una vocecilla que decía:

Me voy de este niño

a prisa y corriendo

que los calzoncillos

se me están cayendo.

Y ya nunca más Pedro contestó mal a su mamá ni a nadie porque se quedó sólo con la voz buena y cuando alguna vez se le iba a escapar la voz mala, escuchaba dentro de su cabeza una vocecilla que decía:

¡Calla, calla, chiquillo!

corre que te pillo

que como me descuide

¡adiós, calzoncillos!








martes, 1 de enero de 2013

Carta a mis nieto en año nuevo


Queridos nietos y nietas: Nada nuevo que no sea mi deseo de siempre para vosotros y para todo el mundo. En estos días, nos deseamos felicidad unos a otros y está bien que lo hagamos, pero ¿sabéis lo que yo creo?  Pues, eso, que a veces somos felices y no lo sabemos, porque ser feliz no es tener mucho dinero, ni es tampoco el que nos toque la lotería, ni  el que comamos mucho o el que nos regalen  todo tipo de cosas.

La felicidad, para vuestra abuela, consiste en valorar, en primer lugar todo lo que tenemos, padres, casa, alimentos comodidad, etc. ¿A que tenemos muchas cosas? A veces, cuando en determinadas fechas os pregunto: ¿Qué quieres que re regale? Todos, siempre, me contestáis lo mismo: No sé, abuela, lo que tú quieras. ¡Y claro que no lo sabéis! tenéis tantas y tantas cosas!

La felicidad, pues, no consiste tanto en tener como en ser. Y parace que os oigo preguntar,
¿Y qué es eso, abuela? ¿Cómo se come el ser?

¡Ea,  os explico en dos palabras. Ser quiere decir tener personalidad, tener valores, tener formación, etc. Es decir, no conformarse con una simple y vulgar existencia sino tratan de entiquecerla con buenas obras. Así seréis alguien distinto, útil, valioso que transmita esa felicidad tan buscada a los que os rodean. ¿Entendido?

Borrad de nuestros labios palabras que no os gustaría oír, borrad de vuestros  ojos, imágnes que no deseariáis ver, borrad de vuestro corazón la envidia, el recor, la hipocresía... Sembrad, muy dentro de él, amor, mucho amor pot todos y crecerá el más frondoso árbol qu eimaginar podáis.

 Y ya está que si es muy largo no lo leeis.
 Un abrazo, muy grande para todos y todas esta madrugada de año ñuevo que no es otra cosa que un día más en el índice de nuestras vidas.

Os quiero tanto o más  que  me quiero a mí.