A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


martes, 28 de abril de 2020

VOLAR SIN ALAS: A MIS NIETOS/AS

 MIS QUERIDOS  NIETOSY NIETAS: SÉ QUE  ENTENDERÉIS ESTA HISTORIA QUE ALGUNOS YA CONOCÉIS., PERO QUE HOY NOS SIRVE DE REFLEXIÓN.

DIARIO CÓRDOBA / OPINÓN
VOLAR SIN ALAS
ISABEL AGÜERA
Desde hace ya días, cuando por teléfono hablo con amigos, coincidimos que no vemos la tele ni queremos saber nada más que lo necesario de la pandemia porque ya es bastante con estar encerrados para además ser bombardeados por opiniones variopintas y contradictorias muchas veces y no solo opiniones sino imágenes que nos revuelven el estómago en los telediarios. Por eso yo hoy he pensado que me voy a alejar y voy a contar una historia mágica que nos haga soñar, lejos de terroríficas pesadillas. Esto era una espléndido mañana de primero de marzo. Aquel día, en la sierra, justo a mis pies, cayó muerta una mirla.
Apuntaban los verdes por la primavera y olores nuevos se habían entronizado en el aire y como aleluya glorioso solemne, bandadas de pájaros emigrantes cruzaban los cielos. Cazadores furtivos, dispararon a la mirla, bello elemento de aquel paisaje que, como punto negro sobre el limpio cielo, revoloteaba en los alrededores de mi parcela que en afanes de vida, iba haciendo su nido. Unas lágrimas brotaron de mis ojos, y mis manos reverentes fueron caricia para aquel lúgubre evento que me palpitaba con rabia. Bandadas de palomos surcaban los cielos en arrullos de amores y en el silencio de las horas y en la soledad del lugar.
Atardecía, cuando regresé a la ciudad. Tráfico, gente, campanas...vida. En mi bolsillo, un par de alas negras, mágico tesoro que deseaba enarbolar para siempre como glorioso himno a la libertad.
Al rescoldo de mis sueños, junto a mi almohada, en luminoso y lacrado sobre negro: las alas de la madre mirla.
Una noche, cuando ya el sueño había hecho presa en mis ojos, me despertó un extraño aleteo. El sobre negro, arrebatado de mi mesita de noche por un súbito viento, y en vaporoso zigzag, revoloteaba por la ventana, al tiempo que la sombra fulgurante de un pájaro negro se alzaba, sin alas, en palpitantes vuelos y se perdía en la espesura de la noche.

Una maldita pandemia nos ha cortado las alas, pero no la libertad. El famoso autor del Principito dice: Solo se que hay una libertad: la del pensamiento. Y esa nadie  nos la puede cortar, luego  volveremos a volar.


miércoles, 15 de abril de 2020

Ilusión, queridos nietos


MIS QUERIDOS NIETOS: 

Un artículo más para que aprendáis a encontrar ilusión en cualquier circunstancia,  ya que de lo contrario, la vida sería como un eletroencefalograma plano. 

MIRAR Y VER
ILUSIÓN: ETIQUETA DEL AÑO
ISABEL AG­ÜERA
Una ilusión eterna, o que por lo menos renazca en el alma de vez en cuando, no sólo está muy cerca de la realidad, sino que sin esa realidad no se puede vivir y en estos días que estamos viviendo en los que parecen haber  muerto las ganas, las ilusiones y casi la vida, caigo en la cuenta  de que no son las fiestas, los regalos, las explosivas alegrías las que provocan bellos e ilusionantes días  a los seres humanos. No, a pesar de la tremenda desgana de vivir que tal vez no invada cuando nuestras calles están desiertas, cuando no podemos pasear por un jardín o salir al campo o ir de compras y parece que estamos soñando en un planeta muerto,  nos queda viva la imaginación, las ganas de comer, de ver la tele..., estamos vivos, luego  tenemos capacidad para renacer alguna pequeña ilusión  que inventemos y hagamos realidad. Y sí,  hay que poblar la vida de ilusiones. Hoy estoy convencida de que los sueños,  casi siempre, hay que crearlos. La vida es un zigzag  de altos y bajos que nos vapulean de un momento a otro sin intermedios. El almanaque se eclipsó un día de marzo y allí sigue como si el tiempo, los días, tocados por el hada mala  hubiesen quedado dormidos, pero esta paralización de todo no debe poder con nosotros. ¡Que no, que no debe asustarnos este fantasma del virus que parece querer devorarnos en fechas, como la Semana Santa pasada, como ferias y fiestas.    Hagámonos felices, considerando que la ilusión procede de un manantial interior del que podemos beber siempre. Si lo ignoramos, llegará a ser pozo seco, montón de ruinas. Un pequeño esfuerzo, amigos: ¡Mirad al cielo y comprobad que ahí siguen las estrellas, juguetes eternos de nuestros ilusionados sueños!  Nos toca transmitirlos, pero si nos perdemos en nuestras ya manidos recuerdos, estaremos haciendo de las ilusiones más jóvenes, flores marchitas. Ahora que todo se etiqueta, expreso la mía favorita para este tiempo   y no solo para mí sino para el mundo entero, en una sola palabra: ilusión.



 Sed felices y no perdáis  nunca esa  sonrisa tan linda  de cuando eráis  bebés