A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


lunes, 6 de diciembre de 2010

Mi leyenda navideña


MI LEYENDA SOBRE LA ESTRELLA DE LOS REYES MAGOS


 Mis queridos y preciosos nietos y nietas: leed este cuentecito que viene a deciros que la ayuda que prestemos a los demás nos será devuelta muy crecida. Probad y, sin esperar nada acambio, lo entenderéis. Os quiero súper-muchísimo.
 .

Dos hombres caminaban juntos por un camino y en una noche negra: tropezaban, caían, se lastimaban... De pronto, de una montaña, comenzó a descender una bola luminosa que, ante el desconcierto de aquellos hombres, llegó hasta la tierra, posándose, justo, en medio de ellos.

-¡Hola! -dijo una voz musical-. Soy el hada de Los caminos que he venido para ayudaros. Os he visto caminar con tanta dificultad.... Voy a regalaros unas varitas mágicas. Podéis encenderlas cuantas veces queráis, pero tened presente que la luz se irá gastando y puede llegar el momento en que ya no alumbren más.

Y dicho esto, le entregó las varitas y desapareció.

Uno de los hombres exclamó:

-¡Bien! La encenderé en seguida. Quiero caminar con mucha luz.

Y así, con paso alegre, se distanció pronto de su compañero de camino. El otro hombre dijo:

-Yo prefiero guardarla por si encuentro mayores dificultades.

El hombre que había guardado su luz caminaba con precaución, cuando oyó una voz que repetía:

-¡Socorro! ¡Que alguien me ayude; me he caído en un pozo y no veo nada!

Entonces, el hombre que llevaba la varita apagada, la encendió y ayudó a salir del pozo al pobre hombre que gritaba.

-¡Bua, buaaa..! -lloraba un pequeño en medio de la oscuridad-. ¡Tengo mucho miedo! ¡Me he perdido y no sé volver a mi casa!

El hombre volvió a encender su luz para ayudar al niño. Así, a lo largo del camino, tuvo que ir encendiendo su varita luminosa para ayudar a cuantos caminantes andaban perdidos. Sucedió que, de pronto oyó cómo un lobo lo perseguía. Cuando fue a encender su varita, se encontró que ya se le había gastado; no tenía más luz.

Pero, ¡oh milagro! El hada apareció de nuevo.

-Como has sido tan generoso -dijo- te convertiré en estrella del camino para que siempre des luz a los caminantes.

El hada desapareció, pero el hombre, convertido en estrella, se encontró, sin saber cómo, guiando a unos Reyes Magos que iban a Belén para adorar al Niño Dios. Así, tras su luz, encontraron a Jesús, y el hombre convertido en estrella cada Navidad sigue en el cielo guiando a todos los caminantes, y cada año los Reyes Magos buscan la estrella que, desde Oriente, los conducirá al Portalito de Belén. FIN