A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


martes, 18 de noviembre de 2014

Hago a mis nietos el Árbol Genealógico


A mis nietos en general, pero en especial a mi nieto Gonzalo que un día de Navidad me dijo: Abuela, yo quisiera saber algo de mis bisabuelos, abuelos…
Y yo le contesté: Lo sabrás porque te voy a dedicar un librito en el que  te voy a presentar a todos.  Tienes unas raíces, una familia espléndida y no puedo dejar que la ignores.
                                                                                                                   

               Ya eres un hombre como has demostrado 
           en tu convivencia en Escocia
  
Mi querido Gonzalo: ¿Cuántas obras y artículos te he dedicado? Creo que no me puedes contestar porque, hasta ahora, a tus quince años ya, no te has empezado a hacer preguntas. No me preocupa nada el que no lo sepas porque estoy segura de que, pronto, muy pronto, sentirás curiosidad por conocer qué cosas escribí contigo como protagonista. ¿A que sí?
Ayer, después de la comida navideña, me dijiste algo que me caló hondo: Abuela, quiero saber cosas de toda mi familia. Pues, yo te las voy a contar, hasta dónde sé –te contesté-. Pues resulta que vas a tener la suerte de conocer  cómo eran tus tatarabuelos, bisabuelos y abuelos por parte materna. ¿Y hasta donde sabes, abuela? Ya te lo he dicho. Recuerdo, ¡cómo no, a mis padres que son tus bisabuelos  y recuerdo a mis abuelos que son tus tatarabuelos. Los conocí a todos. ¿A qué es una suerte?  Sí, pero yo tengo otros abuelos y también quiero saber de ellos –añadiste algo enojado por mi respuesta que pensabas los excluía-. Eso me parece estupendo pero yo no puedo hablarte de lo que no conozco. Solo a tus abuelos, pero de eso te podrá informar tu padre.  ¿Que no conoces a mis abuelos y estás harta de hablar con ellos? ¡Claro que los conozco, al igual que a otra mucha gente! Lo que quiero decirte es que ellos pertenecen a otra familia, tienen otras raíces
Hiciste un gesto como de no entender bien de qué te hablaba. Fue entonces, cuando te puse el ejemplo: Verás, las personas, para que lo entiendas, somos como tallos, de un gran árbol que puede parecer igual a otro, pero tiene sus propias raíces, ramas, tallos, hojas frutos… Quiero decir que las familias son como los árboles: cada una tiene su historia, sus orígenes, sus raíces… ¡Ya, ya lo entiendo! –exclamaste-. pero, ¿entonces mi padre de qué árbol, de qué familia es?
Me di cuenta de que a pesar de tus quince años estabas hecho un pequeño lío por lo que cogí bolígrafo y papel y te hice  un dibujo, explicándote algo, pero  hoy quiero que entiendas bien qué importante es conocer  nuestras raíces y es por eso que te voy a ir  haciendo el árbol genealógico y explicándote cada paso: