A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


lunes, 13 de enero de 2014

Enseño a mis nietos/as a escribir frases


  
El grito en el cielo vais a poner cuando leáis la palabra frases que seguro os va a sonar a rollo, pero es algo que tenemos pendiente desde la Noche Vieja. ¿Recordáis? Esa noche no pudo ser porque la sobremesa fue rápida, ya que, algunos de vosotros, los mayores, os ibais con los amigos y también algunos de vuestros padres. Era una noche de fiesta distinta a la Navidad. El caso es que yo no me he olvidado  y os voy a contestar a las preguntas que me hicisteis acerca de las frases que no es solo tema de mayores, sino que ya vosotros podéis  y sería bueno que escribierais.

1ª Pregunta. ¿Qué son frases, abuela?
Son escritos breves en los que, como hacemos con las fotos, las guardamos en álbumes, y en este caso en algún cuadernillo, con el fin de recordarlas y volver a ellas cuando nos sea necesario.

2º Pregunta: ¿Y cuándo hay que escribirlas?
Cuando  alguna cosa que nos suceda, que veamos o que nos cuenten nos haga reflexionar sobre cosas importantes para  aplicarlas a nuestras vidas.
Por ejemplo, una mañana del pasado invierno, un día de mucho aire, en la plaza de vuestra urbanización, se cayó un gran árbol. Al pasar por allí, observé cómo había gente que cortaba trozos para leña, y había niños que jugaban con las ramas. Todo eso era natural porque el árbol  se cayó por el viento y lo estaban aprovechando, pero no hubiera estado mal que alguien se ocupara de ver cómo  replantarlo por si acaso.
Bueno, a la vista de eso, lo fotografié y  escribí esta frase:

Del árbol caído no haré jamás leña, sino que intentaré hacerme leña con él

Y eso quiere decir que, si por ejemplo, veis que un niño ha tropezado y se ha caído, en lugar de reíros y hacer bromas, acercarse a él y tratar de ayudarle. Aquí tenéis la foto del árbol caído.
Nunca me olvidaré de aquel  gigante  caído que parecía 
erguirse pidiendo ayuda.

 3º Pregunta: ¿Y para que sirve escribir frases?
Nuestras frases que son como nuestras experiencias convertidas en pequeñas “píldoras”  y que como el mejor “medicamento” nos sanará de muchas tentaciones y peligros que estarán siempre al acecho. Es decir, sirven para avisarnos de posibles errores y tomar actitudes positivas.
Ejemplo de otra de mis frases:

Vale más el peor original que la mejor fotocopia.

Y me  preguntaréis, ¿y eso por qué lo escribiste? Fue a consecuencia de un trabajito que mandé a mis alumnos de tercero. Se trataba de representar, con motivo de un gran circo que hubo en Córdoba, en recortables, dibujados en cartulina, a un domador de leones para tratar de hacer como un teatro de marionetas de cara a comentar el trato a los animales.
Un alumno presentó los siguientes recordables
  





Otro alumno, entre muchos, presentó a un simple muñeco con apariencia de hombre malo como este:

Estaba claro que el primer niño lo había copiado, puesto que yo conocía bien cómo eran sus dibujos. Después me confesó que se lo había hecho su padre. Así que los primeros dibujos eran copias y el segundo era original. ¡Claro que le puse mejor nota al segundo domador, porque ese alumno se había esforzado, mientras el primero ni lo intentó.
Por eso, cualquier original, por malo que nos pueda parecer, será siempre mejor que la mejor copia.

¿A qué me habéis entendido? ¿Y a qué es bonito eso de llevar  la “medicina” en un tubito y en nuestro bolsillo?
Bueno, hoy os cito solo una más y espero las vuestras. ¿Vale? Me parece que va a ser que no, pero os daré bien la lata.

La primera vez que me olvidaron, dije: ¡Qué mala memoria. La segunda que me volvieron a ”olvidar”, dije contenta: ¡qué buena  memoria!

Os la explico porque veo vuestras caras. En una ocasión me pidieron que diera un curso de Creatividad y Lenguaje en un determinado lugar donde sedaban otros cursos por otyros profesores. El mío fue un gran éxito y los alumnos maestros  mostraron su deseo de repetir. Por el contario, los organizadores, muchos de los que también impartían cursos, debieron decirse: ¡Anda caramba! Esta nos va a quitar protagonismo. Pues no contemos más con ella.
Por eso la primera vez que se repitió el evento, no contaron conmigo y yo lo achaqué a mala memoria, pero la segunda vez caí en la cuenta de que no, de que se trataba de una muy buena memoria: tenían presente el éxito de mi curso y no querían ni verme aparecer.
Y eso es totalmente cierto y os lo cuento para que veáis como las frases se escriben a propósito de una reflexión.

Lo dejamos por hoy que ya está bien de frases que también son filosofía.
Una cosita: ¡Ya he visto cigüeñas! Lo dejo para otro día. Muchísimos besos con frases.