A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


miércoles, 31 de julio de 2013

Mi chiquitín cumple cuatro años

                                       El pajarito busca al osito para recordarle que es tu cumple.




                             El pajarito y el osito van a comprar un regalo para  felicitarte

Mi querido chiquitín:  por fin has cumplido los cuatro años que te convierten en un niño muy mayor. Vas a pasar de clase, ya no vas a llorar al ir al cole, ya sabes hacer pipí solito, sabes hablar por teléfono, sabes contar hasta diez... ¡Uf! Ya sabes una barbaridad de cosas. Y ya dejaste de presentarte, como estos últimos días, con la mano alzada y los cuatro deditos bien apretados como la mejor e ilusionante bandera que pudieras  izar.
¡Cuánto te quiero, precioso  chiquitín! Te fuiste a la playa y te imagino  jugando con los cubitos, las palas, las chinitas y todo eso que tanto te gusta. Pronto voy a ir a verte porque lo estoy deseando.
Eres un niño muy bueno que  quieres mucho a tus padres, a tus hermanos, a los primos y, por supuesto, a esta abuela que siempre te tiene  guardado el chocolate que te gusta.
Cuando seas mayor, y si lees estas cosas que te digo, entenderás que importante que eres para mí. También  tus hermanos y primos. Sí, mis ocho nietos, sois para mí como un paraíso de felicidad. Me basta mirar vuestras fotos, cuando me pongo un poco chunga, para notar como rápidamente se me alegra el corazón y se me escapa un chorro de besos para todos.
Que juegues mucho, que dibujes de vez en cuando esas cosas que tanto te gustan, que no te pelees con Ramón, que hagas caso de tus padres y que busques chinas muy blancas y me las guardes. También, cuando las olas sean chiquitas, dile de mi parte que son más fuertes que las grandes, porque mantienen la palya en paz. Con las grandes todo el mundo se aleja.
 Por eso esta abuela ha querido ser siempre así, como una ola chiquita que en lo posible refrescara sin espantar, sin molestar y mucho menos sin herir. Los seres humanos, todos, merecen siempre lo mejor de nosotros y, aunque sea como haces tú cuando algún niño te pide patatas y sin dejar que te toquen tu bolsa, repartes pedacitos, aunque sea así, no podemos dejar sin un pedacito de amor a cuantos nos rodean.
Bueno, lindo que me estoy metiendo en palabras mayores. Un saco de besos y dile a lo sprimos que les estoy preparando un sorpresón para cuando vaya. Te quiere mucho, mucho la abuela Isabel

martes, 23 de julio de 2013

Mi nieto cumple veinte años


¡Qué felicidad  tenerte dormido en mis brazos!

Mi querido Gonzalo: Llegó el día del veinte aniversario de aquel gran día de tu nacimiento. Nunca te lo he dicho pero escribí  durante bastantes fechas en un Cuaderrno que titulé Diario de una espera. ¡Pues sí!, allí escribía cada día lo que sucedía de importante en el mundo, cuando tú todavía no habías llegado a él, pero quería, con ello, que un día conocieras cómo ya eras presencia en el alma de esta abuela que te soñaba.
Y como si lo oyera, me preguntarás: ¿Y qué pasaba, abuela?
Y yo te contestaré que nada tan importante para nosotros, tu familia, como esperarte, como preparar, al detalle, tu llegada al mundo. Los acontecimientos mundiales, podrás encontrarlos en las hemerotecas, pero aquella ilusionada complicidad de todos emperandóte, solo está escrita en el corazón y en el alma de todos los que te queremos. Eras -aunque con todos y cada uno se han repetido sueños y amores- el primer hijo, el primer sobrino, el primer nieto.
Tu madre, casi una niña, más ilusionada que ninguno, lo tenía todo a punto. La fecha prevista se había cumplido y todos vivíamos pendientes de una llamada que podía producirse en cualquier momento del día o de la noche.  A mí me sorprendió, como siempre, escribiendo y, no por esperada, dejó de sobresaltarme. En un taxis corrí a la Cruz Roja. Allí, toda la familia, a pie de quirófano, se me había adelantado y en silenciosa emoción, te esperaba.
¡Para qué decirte los pensamientos que se cruzaban por mi mente! El primero, tu madre que en aquellos momentos lo pasaba tan mal, pero con  ella, el abuelo Mariano que faltaba desde hacía  dos escasos años y que tan feliz hubiera sido de estar allí esperándote ¡Y claro que sí, que se me agarró un nudo que no podía respirar. El tito ramón, adivinando mis lágrimas, se me acercó y exclamó: ¡Vanga, mamá! ¡Ya mismo tienes aquí a tu nieto!
Y así fue. De pronto, el llanto fuerte de un recién nacido nos enmudeció a todos que, ¡seguro, seguro!, con el mismo nudo que yo, nos faltaban  palabras para expresar nuestra alegría.
Si algún día eres padre, comprenderás qué se seinte cuando, al fin, oyes el llanto de tu nieto, en mi caso, o de cualquier otro niño recién nacido. Es algo inexplicable que a mí personalmente me llena de interrogantes, emociones, reflexiones, etc. etc.
Bueno, después, todo lo que tantas veces te hemos contado, pero hoy quiero  recordarte lo mucho que te quiero y lo mucho que siento cuando cumples ya veinte añazos. Dormiste conmigo, fue testigo de tus primeros balbuceos, de tus primeras sonrisas, de tus primeras palabras, de tus primeros pasos. Te llevé a la guadería, al colegio, estuve presente en todos los momentos importantes de tu vida... En fin, cielo mío, que yo también cumplo esos veinte años de sopresas, alegrías, de vida nueva que me llegó del amor de tus padres y que colmó de felicidad  aquellos años de tanto dolor.

¡Cómo te gustaba mi cajita de música!

Que sigas siendo siempre el hijo bueno, el amigo fiel, el nieto cariñoso, el buen estudiante, el hombre que todos esperamos de ti y que hoy ya despuntas como gran promesa para el mundo que te espera. Ya sabes: siempre adelante y, como las gaviotas, que no te alcancen las tormentas ni las olas por gigantes que sean.
Muchos, muchos besos de esta abuela que vuelve a emocionarse y vuelve a dar gracias a Dios por tenerte.  
               
Fuiste, y lo sigues siendo, un niño alegre, divertido, bueno...

Y sí, yo estaba mal -sé que me lo dirás cuando veas estas fotos-, pero no había superado la muerte del abuelo. Fueron dos años de mucho solor.
 

miércoles, 10 de julio de 2013

Creaciones para mis nietos y nietas

 Mis queridos nietos y nietas: Como estáis de vacaciones, se me ha ocurrido que podiais entreteneros, cuando  estéis un poco aburridillos, en hacer cositas como estas que en su día hicieron mis alumnos y que son facilitas, aunque vistas así parezcan otra cosa.
Espero que lo estéis pasando muy bien y que leeréis algo todos los días. También sé, porque me las mandáis, que hacéis muchas fotos. Estoy deseando poder ir unos días  con vosotros y prepararos sorpresas que tanto os gustan.
Por aquí, ya lo sabéis,mucho calor, pero no lo llevo mal. Es cuestión de no salir o de salir cuando el sol esté de paseo.
No os escribo más porque no sé qué pasa en el blog que me da error y no me deja hacer casi nada. Muchos, muchos besos.



                                                                             



                                                                       

jueves, 4 de julio de 2013

Felicitación a mi nieta en el día de su onomástica

Una mala poesía, para ti, linda mía. Tan parecida a mí que es cierto: parece que he vuelto a

nacer. Un beso muy grande en este día de tu santo.



Cuando te miro me veo

como si volviera a nacer.

En tus juegos, en tus sueños

me encuentro,

mi preciosa nieta Isabel.

 
No morimos, ¡es verdad!

si vivimos con ilusiones

sin mentiras, sin traiciones,

dando y recibiendo amor...

Así llegaste al mundo, mi princesa,

y hoy, al mirarte,

encuentro la recompensa.

 
Cuando te miro me veo

como si volviera a nacer

En tus juegos, en tus sueños,

me encuentro,

mi preciosa nieta Isabel.

 
Vas creciendo mi reina,

te estás haciendo mayor,

y hoy quiero repetirte,

mi preciosa y blanca flor:

 
Que no muera jamás esa niña

de hadas, cuentos y princesas,

de muñecas y sirenas,

de bailes y de alegrías,

aunque tengas malos días.


Es la vida que para todos es así, 

levántate siempre y anda

y sigue sembrando valores,

endulzados con tu miel,

mi preciosa nieta Isabel

 
Cuando te miro me veo
Y,  sí: ¡he vuelto a nacer! 
En tus juegos, en tus sueños,

en tu cuerpo de mujer,

mi preciosa, mi querida 

 nieta Isabel.