A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


viernes, 3 de enero de 2014

Carta a los Reyes Magos



¡Ya vienen los Reyes!

Mis queridos nietos y nietas: También pasó la Noche Vieja y me refiero a ella con mayúsculas porque  hemos decidido, desde siempre, que sea una noche especial, pero que bien visto, cada día, cuando el sol se va y llega la noche, un día se nos hace viejo, pero bueno, por el hecho de estar unidos ya podemos considerar festivo cualquier evento. 
Lo pasamos bien, aunque, como es lógico, la familia estuvo más repartida, pero nos comimos las uvas, nos llamamos por teléfono y formulamos nuestros mejores deseos para el 2.014 Los vuestros fueron secretos, pero los míos se pueden vocear y hasta cantar: El primero y principal, amor para todos y por todos, porque, dónde hay amor, hay paz, solidaridad, alegría, ayuda, etc. Todo se arreglaría, hasta la crisis, sí, con amor. ¿Y la salud? –sé que os preguntáis-. ¡Claro, eso por descontado!
Y bueno, nos quedan los Reyes y os escribo mi carta para que veáis que la abuela también quiere algunas cositas. ¡Ah!, ya he visto algunas de vuestras cartas y me parece que alguno se ha olvidado de la crisis, pero los Magos, que tienen mejor memoria, aunque os quieren muchísimo, os dejarán lo más conveniente, pero ya sois mayorcitos para entender que no es posible atender a peticiones  que sobrepasan la capacidad de Reyes que tantos compromisos y obligaciones tienen.  Así que, cuando recibáis vuestros regalos, mostraos felices y agradecidos aunque no sean en todo lo que  esperáis. ¿De acuerdo? Cuando yo era niña, corrían malos tiempos y, aunque  en mi casa no se hablaba de ello, yo lo sabía. Os va a hacer gracia lo que  siempre pedía en aquella cartas que mi padre nos ayudaba a escribir: una caja de lápices de colores, un rosario y una muñeca. Los lápices eran tan malos que, al sacarle punta, terminaba con ellos por lo mucho que se rompía, y la muñeca era de cartón con la cara  y el pelo pintados y nada más caerle una gota de agua, se hacía papillas  ¡Qué feliz era con mi muñeca a la que todos los años bautizaba con el nombre de Mercedes, nombre que en aquellos años estaba de moda. ¿Y el rosario, abuela, para qué lo querías? -seguro que os preguntáis? Lo quería, sobre todo, porque se lo veía a mi madre y yo quería todo lo que a ella le gustaba.
Os contaría muchas cosas de cómo era aquella noche y aquella mañana en mi casa con mis padres y mis hermanos, pero no me voy a extender, aunque sí repetiros que era tanta la ilusión, compartida con mis padres, que  resultaba ser una noche mágica de verdad.
Y ahora mi cartita;
Queridos Reyes Magos:  Este año, y como ya sé que también lleváis sacos de regalos que a veces os lleváis para Oriente llenos porque los niños ni los conocen, yo quiero que descarguéis en mis botas   ilusión ya que a veces, mis días están un poco manchados por la decepción a la vista de cómo están las cosas en el mundo. También quiero alegría para poder repartirla a mi familia y a cuantos me rodean. Y, bueno,  una plancha normalita que se me ha roto  la que tengo, unos calcetines de lana y ¡una buena caja de bombones! ¿Es mucho? Los bombones que no falten, ¿eh?
Os quiero mucho. Por eso, también quiero dejaros  mi regalito para que os lo llevéis y os ilumine, si os falta la luz en el camino: Una fotito de mis ocho nietos y, si pudiera, de todos los niños y niñas del mundo porque en ellos está la verdad, luz que  alumbra en cualquier oscuridad y que a mí me sirve para mis noches más negras. La encontraréis en mi escritorio, pero no hagáis mucho ruido que me “susto”, como dice mi chiquitín.
Un gran abrazo, que llevéis buen viaje y que, ¡hasta el año que viene!