A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


domingo, 14 de diciembre de 2014

Leyenda de la mulita y el buey


                   Este precioso belén  lo ha hecho la tita Isa.Todo está hecho a mano. Así que aprended.

Queridos nietos y nietas: Hoy, una leyenda de Navidad que he escrio para vosotros y  para todos los niños.  Prended en ella como los mayores, por ancianos que os parezcan siempre, siempre nos pueden aportar algo, aunque sea, como en el cuento, su “aliento”
Podéis preparadlo, si tenéis tiempo, para escenificarlo en Navidad.

Un hombre que en el campo trabajaba / con una mula y un buey se ayudaba / pero los dos animales, ancianitos ya estaban / y las patas se le doblaban / a cada paso que daban.
¡Lo siento, amiguitos! –dijo un día-. / No me servís ya para trabajar. / Tendré que llevaros al matadero / y algún dinerillo por vosotros me darán. / No tengo medios para viejecitos alimentar.

Al ser de día, en la cuadra entró / y antes de salir, de nuevo les habló: Queridos animalitos: os debo mucho / tengo que reconocer / cada día me habéis ayudado / en mi duro quehacer. / Podréis por ello comprender / qué difícil me resulta esta decisión / pero no me queda otra. / También sabéis que mal anda mi corazón. / No puedo trabajar solo / quiero, necesito, otra solución  
Y dicho esto, a la mula y al buey en un carrito cargó / y pasito a pasito / a las cercanías de un pueblo llegó / y sentándose en una piedra, se hizo esta reflexión: ¿Dos animales tan viejos quién me va a comprar? No sirven ni para carne, ni para trabajar / Será mejor que los deje en libertad / que hagan lo que puedan / y Dios les ayudará. 

Y bajándolos del carro de ellos se despidió. ¡Ea, aquí termina nuestra aventura! / Tenéis plena libertad / que habéis trabajado mucho / y de ella debéis disfrutar. / ¡Adiós, queridos amigos! / Os deseo encontréis algo de felicidad.

Y anochecía, cuando el hombre se alejaba / y los dos animalitos uno a otro se miraban. Al fin la mulita habló: ¿Y qué podemos hacer? / Para nada servimos ya / tendremos que caminar / y buscar un refugio / donde la noche pasar.
¡Sí, sí, qué frío hace en este lugar! –exclamó el buey- / Pero, ¡qué cansado estoy! / Muy lejos no podré llegar. ¡Ánimo, amigo! Despacito vamos a caminar / seguro que encontramos / dónde la noche pasar.

Mal andaban los dos / cuando, con la luna llena / divisaron un portal. /Era un abandonado cobertizo / con paja y poco más.

¡Vaya! –dijo la mulita-. ¡No está mal este lugar / los dos juntitos nos daremos calor / Y ya buscaremos mejor sitio / cuando salga el sol. ¡Vale, vale! -contestó muy cansado el buey-./ No está mal / me muero de sueño / y mis patas no pueden más.

Y acurrucados y adormilados estaban / cuando oyeron que un murmullo de pasos se acercaba. / Con las orejas tiesas / en alarma estaban / cuando vieron llegar / a un matrimonio que en borriquilla montaban / y que despacito entre ellos hablaban.

¿Qué te parece, María, este lugar? ¡No está mal, José! En esta pajita nuestro niño nacerá Y estos dos animalitos / con su aliento calentarán.

¿Has oído, hermano buey –dijo la mulita-, lo que he oído yo? ¡Sí, sí! Creo que he oído bien, / que un niño nacerá / y que tú y yo con nuestro aliento / vamos a calentar.

Y nació Jesús, nuestro Salvador / La mulita y el buey su aliento dieron / y el portal se iluminó con estrellas caídas del cielo. / Ángeles, pastores y Magos al Niño regalaron y los niños a coro este villancico cantaron:
En el portal de Belén / ha nacido el Salvador / ha nacido nuestro rey / lo calientan con su aliento / la mulita y el buey / ¡Ande, ande, ande, ande, / la marimorena / ande ande, ande que es la Noche Buena. Noche de saber / noche de cantar / que para prestar ayuda no existe edad.