A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


miércoles, 24 de febrero de 2016

Para mis nietos/as: Luna lunera


Mis queridos nietos y nietas: ¡mirad que preciosidad de luna! Luna de siempre, luna de todos que casi roza nuestras cabezas y ni tan siquiera la vemos. ,¿Sabéis por qué? Nos interesa más lo de aquí abajo, aunque sea provisional, pasajero... Pero vosotros, como vuestra abuela, sabéis mirar de vez en cuando al cielo. No dejéis de hacerlo porque ahí encontraréis vuestra verdadera dimensión. Os quiero y os dedico esta prosa poética que me salió un día al ver la luna junto a mi ventana    



 ¿Otra vez llena, luna, lunera? ¿No fue ayer cuando dejé de verte, reinona de los cielos? ¡Vaya, has dado la vuelta al mundo y yo sin enterarme, y yo sin moverme!
¿Pasaste por aquel jardín escenario de mi infancia? ¿Tropezaste, por casualidad, con mi bastidor de hilos de seda?¿Me encontraste sentada junto al palomar,grabando sonidos del silencio?
¿Que no?¡Ah, ya sé! ¡Si estaba en la era machacando espigas en el  aquel trillo de mulillas trotonas!¡Si estaba en la huerta del Solo contando las vueltas del borriquillo de
ojos tapados alrededor de la noria! ¡Si estaba escribiendo   cuentos de hadas, sirenas, caballitos de mar…” ¡Si estaba arrullando a   mi muñeca de trapo, que habían llamado fea!
¡Ay! ¡Cómo se aroma mi alma, volcán de sentires en el espejo del tiempo que sigue moviendo los hilos de mi memoria!
Tú, sí, tú, luna,  acallas suspiros que me laceran el alma en un torrente de voces que se baten en sombras de nostalgias infinitas impregnadas de Ángelus  y horas crepusculares
Y son grillos, y son trenes, y son estrellas, y son palabras... Surtidores magos de sueños que matizan de ternura el dolor de los momentos,  agridulce de la  vida.
Pero tú, luna, lunera, caminas  silenciosa por el cielo cobrizo, de la ciudad, que, en estresados anhelos, duerme.
¡No te vayas!  ¡No me dejes en la noche negra de mi almohada! ¡No te vayas! ¡No me dejes en este remolino de sueños perdidos! ¡Por esta noche, solo por esta noche, luna, lunera, quédate y que tu macilenta luz arrulle mis ilusiones dormidas, a veces.