Y este bello amanecer de hoy, mis queridos nietos,
es la vida que vuelve. Volvamos con ella
a empezar y ser un poquito mejores...
Mis queridos nietos: ya, a
excepción de los chiquitines de la tita Belén, todos estáis en edad y capacidad
de entended lo que hoy, víspera del Día de Todos los Santos, quiero
deciros en reflexiones que me hago y os hago para que todos seamos cada
día un poco mejores.
Hoy voy a hablaros de lo
que yo pienso que es la vida. Me gustaría saber qué es para vosotros. Os
quiero muchísimo y lo sabéis.
La vida es un tren que pasa. Si
no subimos a tiempo, si lo dejamos ir, nos quedaremos para siempre en la
estación de espera. Y el próximo, al único que podremos acceder, será el tren
de la muerte
La vida, es una página en
blanco que se nos entrega en el instante mismo de nuestro nacimiento.
Hasta el día que somos capaces de pensar y decidir, son los demás los que escriben
en ella, pero llega un momento, que, o cocogemos la pluma y nos
convertimos en protagonistas, lo cual nos será, paradójicamente, fuente de
gratificación y dolor, o dejados llevar por la comodidad, aceptemos la
letras que los demás sigan imprimiéndonos al ritmo de nuestros pasos. Esta
actitud, antes o después nos exigirá estampar una firma de autenticidad que nos
podremos ratificar con la consiguiente frustración.
La vida es tan sólo un corto
paseo al atardecer de un bello día. Bueno será volver la vista atrás por
si a nuestro paso crecieron espinas. En cuyo caso habrá que regresar,
extirparlas y en su lugar sembrar rosas.
La vida, con el paso de los
años, se va transformando en montón de escombros, donde, sin duda, palpitan
hermosos retazos de felicidad. nBuscad y veréis cómo encontraréis el
árbol al pie de la ladera, el camino de ayer, buscad y encontrareis palabras
que, en ecos, os devolverán la memoria perdida de las cosas, buscad y aparecerá
el índice del pasado que os remitirá a la salvación en momentos en los que la
luz de vuestra "casa" se apague y os quedéis a solas con
la silla de anea y el crujir de viejos tejados
La vida es un ir rompiendo
moldes con los riesgos que ese proceder entraña, pero sin comparación lo es más
el pasar por la vida, corto paseo, sin colaborar a la creación que somos de un
Dios que nos dejó una cuenta sin saldar: la de "recrearnos" con
nuestras capacidades individuales, con nuestras cotidianidades... con nuestro
singular proyecto. Cuenta pendiente que no hay que olvidar porque, al
otro lado, se nos espera con todas las cuentas saldadas.
La vida es una sucesión de
cotidianidades, de pequeños y sencillos problemas que, no obstante,
pueden resultar, para algunos seres humanos, que no saben cómo vencerlos,
murallas insalvables, feroces monstruos que los amedrentan. Y ahí debéis
estar con la mano tendida. Vosotros, en cada caso, sabréis cómo. No
os reservéis.
La vida es un camino por
recorrer. En él encontraréis de todo, pero jamás caigáis en la
tentación de inmovilizaros en punto alguno por blanco o negro
que sea. Continuad siempre hacia delante sin mirar para atrás porque una
luz que se apaga no volverá a lucir por mucho que os duela. Podréis
eso sí, guiado por su rastro, colgar una nueva en el horizonte de vuestros
pasos. Y no os perderéis lo sucesivo que siempre será sorprendente, y sobre
todo no dejéis de marcar huellas que sirvan de guía a otros
caminantes.
Y no no se hunde la casa
por una gotera, pero hay que “taparla”, mientras no sea incontrolable
chaparrón, y cuando lo sea habrá que buscarle un buen “paraguas”, pero no se
puede detener la vida: habrá que inventarla, habrá que sacarla de la nada, pero
jamás entregar las armas.