A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


sábado, 13 de agosto de 2016

El árbol de los besos. Para mis nietos


Mis queridos nietos y nietas. Hoy, domingo, vos voy a contar un cuento que escribí para vosotros hace ya años. Se titula EL ÁRBOL DE LOS BESOS. Leedlo y pensar unos minutos. un día mąs, os quiero mucho.

Una mujer paseaba cada día por un hermoso jardín. Al pasar por un árbol de tronco corpulento se dejaba caer sobre él y lo besaba, admirando su fortaleza y grandes ramas que se alzaban majestuosas.
La mujer se decía al depositar cada día su beso: ¡Qué pena que el árbol no pueda saber cuánto lo quiero y cuánta sombra y frescura me da! Es tan grande y poderoso que mi beso es más pequeño que el paso  de cualquier hormiga de las que tantas hay por entre sus cortezas. 
No obstante, la mujer persistía en su empeño. Y cada vez que pasaba junto a él en su diario caminar, a la altura de sus labios, besaba repetidamente la corteza del árbol, dándole así las gracias.
Y sucedió que un día, cuando ya apuntaba la primavera, una mañana, sorprendida la mujer observó cómo justo en el  sitio de sus besos empezaba a despuntar una pequeña rama que día a día crecía hasta que una mañana, de la rama brotó una florecilla,  y de ésta una semilla, que iba cayendo a la tierra creció en nuevo árbol.
La mujer, a partir de entonces, en su diario caminar, besaba cuantos árboles encontraba en su camino. Y así en poco tiempo aquel jardín se convirtió en grandes sombras que refrescaban los caminante.

¿Lo habéis entendido? Sí, eso, que quitemos espinas y sembremos besos. El mundo podría ser mejor, si besáramos a todos sin molestar, ni despreciar a ninguno,