A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


miércoles, 12 de diciembre de 2012

Cuento de Navidad para mis nietos/as

Para vosotros, mis queridos nietos y nietas este cuento que escribo y os dedico con todo mi cariño

LEYENDA DE LA ESTRELLA DE NAVIDAD


 
Dos hombres iban juntos por un camino una noche muy negra: tropezaban, caían, se lastimaban... De pronto, de una montaña, comenzó a descender una bola luminosa que, ante el desconcierto de aquellos hombres, llegó hasta la tierra, posándose, justo, en medio de ellos.
-¡Hola! -dijo una voz musical- Soy el hada de los caminos que he venido para ayudaros. Os he visto caminar con tanta dificultad.... Voy a regalaros unas varitas mágicas. Podéis encenderlas cuantas veces queráis, pero tened presente que la luz se irá gastando y puede llegar el momento  que ya no alumbren más. No lo olvidéis.
Y dicho esto, le entregó las varitas y desapareció.
Uno de los hombres exclamó.
-¡Bien! La encenderé en seguida. Quiero caminar con mucha luz y llegar pronto a mi destino.
El otro hombre dijo:
-Yo prefiero guardarla por si encuentro mayores dificultades porque nunca se sabe...
En poco tiempo los dos hombres se distanciaron. El hombre que había gurdado su luz, caminaba con precaución, cuando oyó una voz que repetía:
-¡Socorro! ¡Que alguien me ayude; me he caído en un pozo y no veo nada!
Entonces, el hombre que llevaba la varita apagada, la encendió y ayudó a salir del pozo al pobre hombre que gritaba.
-¡Bua, buaaa..! -oyó cómo lloraba un pequeño- ¡Tengo mucho miedo. Me he perdido y no sé volver a casa!
El hombre volvió a encender su luz para ayudar al niño. Así, a lo largo del camino, tuvo que ir encendiendo su varita luminosa para ayudar a cuantos caminantes andaban perdidos.
Sucedió que, de pronto oyó cómo un lobo lo perseguía. Cuando fue a encender su varita, se encontró que ya se le había gastado; no tenía más luz.
Pero, ¡oh milagro! El hada apareció de nuevo.
-Como has sido tan generoso -dijo- te convertiré en estrella de  brillante luz, estrella que pueda guiar a los caminantes.
El hada desapareció, pero el hombre, convertido en estrella, vio, de pronto a otro hombre que se había caído por un precipicio y medio moría por los golpes sufridos. El hombre estrella, se posó sobre él reconociendo que era su amigo, el que había querido caminar con la varita encendida.
-¿Qué te ha sucedido? -pregunto el hombre estrella.
-¡Ay, ay, cuánto me duele todo! Se me acabó la luz antes de llegar, tropecé y caí por aquí.
Nada más ayudarle a salir de allí, aparecieron unos Magos que guiados por la luz del hombre estrella tan brillante  iban -decían- a Belen porque querían adorar a un Niño llamado Jesús que había nacido en un portal.
El hombre estrella se despidió de su amigo y le dijo:
-Tengo que llevarlos iluminados  hasta ese portal que buscan.
Así, tras su luz, encontraron al Niño Dios y el hombre, convertido en estrella para siempre sigue en el cielo guiando a todos los caminantes, y cada año, vuelve a ser la estrella de los Reyes que vienen de Oriente.

Y colorín, colorete,
el que no corra,
no llega  al retrete.


¿Os ha gustado? Pues, lo mejor es que todos podemos ser luz con tan solo apretar el botoncito del contacto, pero no la podemos malgastar que está muy cara y, sobre todo, porque la podemos necesitar para tantas cosas nuestras y de los demás...
Os contare más cuentos  antes de la Navidad. Mil, un millón de besos.
Que todos seamos estrellas, al menos por una noche.