A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


martes, 31 de diciembre de 2013

A mis nietos/as en el fin de año



Queridos nietos y nietas: ¡Otra vez la abuela! Sí, porque este día que

llamamos fin de año, os quiero contar un cuentecito que seguro vais a 

entender. ¡Allá que voy!

Se titula  El árbol de hoja caduca. Sí, como el que veis en la foto.

Un árbol de  hoja caduca fue sembrado en un hermoso jardín. A su alrededor crecían viejos árboles de hoja perenne como el pino, el alibustre, la palmera... Cuando llegó el invierno, el árbol de hoja caduca, ante la expectación de todos, perdió sus hojas. Con sorna y algo de compasión, los demás árboles se dirigían a él: ¡Qué pena nos da de verte -exclamaban- ¿Acaso estás muerto? Tus ramas secas resultan punzantes, viejas, desapacibles. Las nuestras, en cambio, siguen siendo frondosas, verdes... El árbol de hoja caduca, reservado y silencioso, resistía las heladas y los fuertes vientos, protegido, no obstante, por el cálido rescoldo de la savia que le alimentaba en sus adentros. 
Cuando llegó la primavera, poco a poco, comenzaron a brotar yemas, hojas, ramas espléndidas que de un verde nuevo parecían izarse al cielo, alargando sus brazos en frescas sombras y refugio de cuántos pajarillos acudían al jardín. 
Lo árboles de hoja perenne lo miraban y se decían:  ¿Qué milagro es éste? ¿De dónde tal frondosidad y verdor? ¿Acaso ha resucitado de la muerte? ¿Acaso pretende darnos lecciones de hojas y ramas?
El árbol de hoja caduca, adivinando sus pensamientos, y con gran humildad, les dijo: Siento, hermanos, vuestra torpeza al juzgarme en mis aparentes  horas bajas. ¿No veis cómo sale la mariposa del capullo y alza sus vuelos en irisados colores, cuando llega la primavera? Así, durante el invierno, mis hojas viejas me abandonaron, pero mi sangre siguió regando lo más profundo de mi ser. De esta manera cada año, puedo estrenar vida. Yo no sabría qué hacer con las mismas vestiduras que me nacieron el día de mi alumbramiento.
¿A que lo entendéis? Bueno, pues,pot si acaso, una sencilla reflexión.
Al terminar elaño hay que hacer balance. Sí, repasar cómo hasido nuestra vida: estudios, trabajo, colaboración, obediencia, solidaridad,etc. etc. ¿Qué nota os ponéis? De cualquier forma, aunque sea de cero patatero, podéis empezar de nuevo y no seguir arrastrando "ropitas viejas". Es decir: ¡Fuera lo negativo y sustituirlo por positivo!
Y hasta la noche que  cenemos y nos comamos las uvas. ¿Tenéis pensado el deseo? Esta noche,  en el cuaderno, escribiremos la mejor frase que hayamos oído, leído o inventado.
Y como recuerdo  de este día, último del 2013, la foto que hice esta madrugada del amanecer.

 ¿A qué especiosa? Solo duró un momento como todo en la vida. Lo importante es estar atentos a estos momentos y no dejar que pasen sin vivirlos.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Regalito del cielo para mis nietos/as


Hasta mañana, queridos nietos y nietas, no pensaba volver a este blog, pero no quiero dejar  pasar esta bellísima puesta de sol del día 28 /12/2013, aunque, todos, al reunirnos para cenar exclamasteis nada verme llegar: ¡Abuela he hecho una foto al cielo! ¿Has visto qué  bonito estaba?

Y yo feliz de esta maravillosa complicidad. Sí vais  descubriendo valores. Os quiero y me siento más que  recompensada

Consejitos y carta a mis nietos/as




Mi precioso Gonzalillo con los coches del tito Ramón

¡Vaya Noche Buena, buena de verdad! No he podido escribiros antes por problemillas caseros que me han  tenido súper ocupada, pero antes de que llegue la Noche vieja, quiero  que recordéis siempre estas Navidades y día siguientes  del dos mil trece.
La mesa en casa de los titos Ramón y Amalia estaba perfecta, pero lo que de verdad la hizo maravillosa fue vuestra presencia y la de toda la familia. Nada de grandes cosas, pero sí todo puro detalle y generosidad y deseo de hacernos felices. Creo que, sobre todo para vosotros, lo mejor de todo fueron los regalos y el aguilando. El momento del aguinaldo fue además muy divertido. Lo había preparado en sobre individuales donde  indiqué el nombre de los destinatarios, así como la cantidad de Euros de cada uno de acuerdo con  las edades. Los metí todos en una bolsa. Mi precioso Gabriel iba sacando sobres y, como los niños de la lotería, iba cantando nombre y cantidad. Cuando decía la cantidad, todos repetíais a coro la palabra EUROS. ¡Y qué caritas de felicidad  las vuestras, preciosos míos! Me emocionaba veros a todos con tanta alegría, tanto mayores como pequeños y era para mí el mejor regalo que podía recibir. Después llegó el momento de escribir,  momento que para mí  no pasará mientras viva porque leo y releo vuestras palabras de tanto cariño y agradecimiento, palabras que no quiero repetir aquí por  pundonor pero que eran la más sincera expresión de cariño por esta abuela, así como expresión  también  de la noche tan  alegre y divertida como estábasis pasando.

Mi responsable y súper bueno Gabfiel 
escribe bonitas palabras.

Y el día veinticinco  desde la comida hasta la cena, de nuevo reunión de todos encasa de los titos Ramón y Amalia. ¡Qué gracioso mi chiquitín con los coches de colección que iba enseñándole el tito Ramón!   Creo que no lo vais a olvidar nunca.


Y anoche, día veintiocho, nueva reunión y nueva cena en casa de los titos  Belén y Gabi. Horas felices de nuevo para el recuerdo de siempre.
Y voy a terminar con unos consejitos también para que los llevéis siempre en el bolsillo.

Puede que la vida os depare malos momentos, pero recordad, entonces, más que nunca, que un día fuisteis felices y que esa mala hora pasará y retornarán ilusiones nuevas.

¡Qué importante la familia! De sobra sé que a todos os encantaba  estar allí con titos, primos y abuela. Observaba vuestras caras, sobre todo la de Gonzalo que con sus veinte años es todo un hombre, y era palpable el gusto de sentirse parte de esta gran familia que somos. Un día tendréis la vuestra y seguro que mantendréis vivo el espíritu y el amor que hoy estáis recibiendo y viviendo.

No dejéis nunca que algún mal rollo os separe. A lo largo de la vida, cuando cada uno emprenda su camino, puede que os nazcan diferencias porque no todos vemos  el horizonte con los mismos ojos,  pero  la savia que alimentará pasos en distintas direcciones, será idéntica para todos porque asciende  de la raíz por el tronco hasta la más joven ramita y vuestras raíces serán las que hoy estáis echando en el seno de la familia.

Y no más por hoy porque  quiero  poneros alguna foto de recuerdo, aunque ya tengo en marcha el álbum  2013
Hasta ya mismo que el año se termina y tengo que volver a vosotros/as. ¿Cuántos besos queréis? ¡Todos esos  y muchos más os deja aquí la abuela!


Hasta Andi estaba feliz.
¡Qué guapo!

martes, 24 de diciembre de 2013

Noche Buena con mis nietos/as



                                  ¡Qué cosa más linda de foto!

¡Ea, mis queridísimos nietos y nietas!  Esta noche sí es ya Noche Buena. ¿Tenéis preparado el cuaderno dónde todos escribamos al menos una frase? Por si acaso, llevaré yo uno con buen boli para que no haya excusas.
Seguro que esta mañana iréis de compras con vuestros padres que vivieron esa entrañable costumbre, cuando eran niños. Vividla a tope y sé conscientes de esos momentos felices  de familia  unida que se quiere.  Yo, entre tanto, prepararé los aguinaldos que este año con la crisis… ¡Bueno, no os preocupéis que los he recortado poco, muy poco!
Y unas palabras tan solo para que todos dediquemos un momento a recordar al abuelo Mariano que tanto le gustaban estas fiestas y que, era tan generoso, que la última Navidad que pasó con nosotros, muy enfermo  ya, ¡ni una palabra de tristeza! Al contrario, cantó, bailó, tiró  petardos y preparo “los platoss gordos” que era cómo llamábamos a la cena. Así que, siguiendo su ejemplo, nada de  penas ni recuerdos: a ser felices.
Y ahora unos consejitos para esa mesa de cena en la que todos nos vamos a sentar. ¿Vale?

SENTARSE A LA MESA
A la mesa hay que sentarse bien vestidos, limpios, peinados… Y esto no quiere decir que tengamos que estar incómodos, tensos, con ropas súper lujosas. ¡No, no, ni mucho menos! Mi padre, que tendré que citaros muchas veces, gran educador y excelente padre, antes de comer nos ponía en fila a los siete hermanos que somos para que le enseñáramos  manos y  uñas,  y si no estaban a su gusto nos remitía al lavabo una y otra vez.
Sentarse bien a la mesa  implica otras muchas cosas como saber usar debidamente los cubiertos, saber cortar la carne, comer el pan sin dar bocados a un solo trozo sino a pedacitos chicos, masticar sin ruidos, evitar que se vea la comida en la boca,  sentarse bien en la silla,  etc. etc.
Las servilletas no son baberos de niños pequeños, luego no os las colguéis del cuello. Usadla con discreción, puesto que van quedando manchas de comida.
Si no os gusta algo de la comida, como mínimo, probadlo pero no le hagáis ascos ni expreséis con gestos o palabras vuestros desagrado. Pensad que las persona  o personas que han cocinado lo han hecho con el mayor interés y esmero para agradar. Así que es de buena educación elogiar lo que se come.
Escuchad al que habla y evitad hablad a la vez y en voz tan alta que solo parezca ruido.
Evitad las peleíllas que tanto os gustan entre hermanos.
Si os da tos o tenéis que estornudar, hacedlo con el mayor disimulo posible.
Por supuesto, nada de eructos.
No habléis con la boca llena.
Pedir las cosas por favor.
No  os levantéis de la mesa, aunque hayáis terminado de comer, hay que esperar a que terminen todos.
Y en fin que esto parece un recetario más que mi cartita de Navidad, pero me toca enseñaos y, desde luego, seguir aprendiendo que es mucho.
Cantad, bailad, reíd... Dedicad también un recuerdo a los que no tienen techo, ni plato, ni Navidad ni nada de nada. Mi madre, vuestra bisabuela Blanca, a pesar de los malos años de la posguerra y a pesar de un montón de hijos, como podía y con lo que  podía, preparaba bolsas para  algunos pobres. El servicio de casa las  repartía y a mi me gustaba acompañarlo para ver la alegría de aquella pobre gente.
Si algún día se publica la obra titulada "Historias de mi abuela" podréis leer cosas muy interesantes acerca de cómo se vivieron aquellos años en los que yo fui niña.
¡Ah, el móvil ni a la derecha ni a la izquierda! ¡Fuera, fuera el móvil por esta Noche!
Y ya termino. Recordad siempre que solo el amor salva y es la mejor fuente de felicidad. Dad y recibir amor es el mejor motor para vivir  y morir en plena conciencia de haber valido la pena  nuestra existencia.
 Os quiero muchísimo, muchísimo.


sábado, 21 de diciembre de 2013

Consejitos para la cena de Navidad


Mis chiquitines preciosos.

Se acerca la Noche de Navidad, noche de cenas familiares y quiero, hoy, empezar por enseñaros algunas cosillas que debéis saber, o recordar, de cara a lo que  debe suponer sentarse a la mesa, pero empezaremos  por aprender y valorar lo qué  conlleva “poner la mesa”
Es cierto que  los días entre semana, tal vez no comáis todos a la misma hora  y más bien casi siempre corriendo, pero conviene que, al  menos una vez a la semana o en ocasiones como las que se nos avecinan se coincida, y suelen  ser  sábados y domingos.  
La comida, siempre que sea posible, debe celebrarse en el lugar preferente para ello y sin reparar en dificultades como abrir la mesa del salón, riesgos a estropear algo, distancia a la cocina, etc.
La comida es un acto de tal importancia y trascendencia que siempre, siempre  que sea posible hay que  tratarlo con toda la solemnidad. ¿Os suena gorda la palabreja?  Pues solemnidad, sí, como la que se da a los grandes acontecimientos porque no se trata de sustentar tan sólo el cuerpo, como en el caso de los animales, sino de aprovechar para “construir” también el alma
Sí, hay que tratar de vez en cuando de hacer de un acto tan repetido y hasta vulgar, si queremos, una “fiesta” a la que tendremos que dar  solemnidad  requerida   
Poner la mesa, prepararla para una comida familiar, es obra de arte que se debe practicar, ya que estimula el apetito y es el primer paso para crear un buen ambiente entre la familia.
Efectivamente, el sentarse padres e hijos a comer es algo festivo, ¡muy festivo!, que hay que saber valorar porque la vida, la felicidad radica en pocas, pequeñas pero importantes cosas, y ésta es una de ellas. ¿Acaso no es una gran alegría, felicidad estar  todos sanos, unidos y compartiendo una buena comida? Sí que lo es, y mucho pero hay que ser conscientes de ello.
Sin ir más lejos, cuando, junto me reúno con mis hermanos, recordamos  momentos de la infancia, y siempre se refieren, más que a ninguna otra cosa, a las horas de la comida. Pequeñas cosas compartidas que nos fueron forjando en   tolerancia, comprensión, en el amor mutuo, etc. valores que puedo comprobar son hoy una realidad en sus vidas, en sus familias.

Luego empecemos por tomar nota sobre cómo poner la mesa. 
La mesa, lugar por excelencia para comer cómodamente, se debe cubrir con un mantel limpio y bien planchado.  Los cubiertos, todos iguales, se deben colocar como si de una fiesta de invitados se tratara. Es decir, cuchara y cuchillo  a la derecha, tenedor  a la izquierda. De forma que el orden sea por preferencia del uso que se les vaya a dar.
Servilletas bien dobladas que pueden ser perfectamente de papel, a la izquierda.
Vasos de agua iguales, cada uno en su respectivo lugar,  e igual, copas de vino, si es costumbre que los mayores beban alguna clase de vino.
Platos llanos y hondos. Si es posible los de esa vajilla que se guarda y que jamás se usa. ¿Qué mejor ocasión que disfrutarla cuando todos compartimos mesa.?           
Conviene poner algún recipiente apropiado para huesos de aceitunas y otros posibles pequeños desperdicios, aunque es preferible, si se ponen aceitunas, que sean deshuesadas. Los huesos pueden producir mal efecto.
Bonita panera con el pan troceado.
Juego de vinagreras por si hay que añadir sal, vinagre o aceite a la comida.
No estaría de más, no es ninguna  cursilería, que, al menos, los días festivos, colocáramos  un ramito de flores en medio de la mesa.
Es importante que el poner la mesa sea ya el prólogo de momentos festivos.
Recuerdo con nostalgia cómo de niña mis seis hermanos y yo, a la hora de comer, andábamos alrededor de la cocina esperando el momento que mi madre dijera a la asistenta: Ya se puede ir poniendo la mesa. Algo que, por cierto, era el diario de almuerzo y cena porque en aquellos tiempos todos comíamos a la vez y siempre a la misma hora.
Poner la mesa, mis queridos nietos, es algo que hay que hacer entre todos. Seguro que os divierte al tiempo que os sentiréis   colaboradores del evento.  
Me hace gracia recordar cómo Gabriel, a sus dieciocho meses, con gran alegría,  transportaba pequeñas cosas de la cocina, a la mesa o viceversa en espíritu de colaboración que le hacía sentirse útil, feliz..
Y esto no termina aquí. mañana sigo con algunos consejitos más para que lo tengáis todo a punto el martes por la noche. Os quiero,lindos míos.



miércoles, 18 de diciembre de 2013

Navidad en el campo con mis nietos



¡Cuánto os quiero!

Como todos los años, el pasado domingo, ya lo sabéis, celebramos la Navidad en nuestra casita del campo. 
¡Que bien lo pasamos! Fue, como siempre que nos reunimos, un día para el recuerdo, aunque en estas fechas parece que hay un algo que invita a sentirnos más unidos, más cercanos y sobre todo, más queridos.
¡Cuántos momentos felices alrededor de la chimenea que mi Gabriel no cesaba en su tarea de avivar la llama buscando palitos, piñas y todo lo que pudiera arder! ¡Y qué buenas las migas que hizo el tito Ramón con tanto cariño por todos! Villancicos, bailes, etc. amenizaron el día y más que nada el atardecer que olía a monte y a romero.
Hoy solo deseo que recordéis siempre los momentos felices que son siempre los que se viven en familia. Para ello, lo mejor es este sencillo reportaje con los colores de nuestra sierra y la foto final con vosotros, mis queridos nietos y nietas que, como os he repetido montones de veces, sois lo mejor que tengo y por lo que doy gracias a Dios y a la vida todos los días.
Guardad estas fotos y algún día puede que os sirvan para renovat, la tal vez perdida de fe y esperanza. Muchísimos besos 



Mi Gabriel pendiente de la llama



Un anticipado papa Noel


Y los  lindos colores de nuestra sierra