A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


jueves, 26 de junio de 2014

Verano de lecturas con mis nietos/as



Mis queridos nietos y nietas: ¡Ea, ya de vacaciones! Y lo  más importante, con muy buenas notas porque es el fruto de haber estudiado con responsabilidad. Algunos me habéis dicho que os han puesto tareas para el verano. Bien sabéis que no soy partidaria de  que os hagan trabajar en  tiempo de ocio que os corresponde, pero hay que aceptar  lo que no nos guste, cuando  son mayores o profesores los que no lo imponen.
Bueno, por mi parte, como maestra, como madre y ahora como abuela lo que quiero recomendaros es que  leáis todos los días, aunque sea poco pero no dejéis pasar un día sin leer algo, porque la lectura es la mejor forma de aprender y seguir en línea con los conocimientos.
Para este verano os voy a ir proponiendo algunas cositas escritas por mí para que, como mínimo, las leáis y sería súper bueno que tratarais de escribir algo vosotros.
Hoy se trata de un guioncito de mi nueva obra, titulada, como veis en la foto, Teatrillos de bichitos. Son muy sencillas de leer, e incluso de memorizar y de representar para  pasar un rato divertido en la playa, en el campo o en vuestro barrio. Cuando yo era niña, mis juegos favoritos con las amigas era, precisamente, esto: hacer teatrillos.
¡Ah! Y los Consejitos no se han terminado. Irán cayendo de vez en cuando.

Venga, leed y a ver qué se os ocurre.

NARRADOR: esta es la historia de un saltamontes presumido que de un lado para otro saltaba y repetía: ¡Que una, que dos y que tres! ¡De un salto adelanto a diez! ¡Que una, que dos y que tres! ¡A ver quién se atreve conmigo a correr!
NARRADOR. Un caracol que andaba por allí, le dijo:
CARACOL: ¡Vaya si corres, saltamontes saltarín. Ten cuidado, no obstante, te vaya a entrar un pisco en la nariz.
SALTAMONTES: (Sin dejar las carcajadas) ¿Por quién me tomas, enano? Eso te pasará a ti que de lento que eres, con dos pasos, te echas a dormir.
CARACOL. ¡Bueno, bueno, tal vez lleves razón! Soy un enanillo a cuestas con un caparazón. Pero antes o después, llego a mi destino que es lo que importa, saltamontes presumido.
NARRADOR: El saltamontes con grandes carcajadas se despidió:
SALTAMONTES. ¡Adiós, chiquitín! Por si me entra un pisco, me taparé la nariz. ¡jajaja! ¡Que una, que dos y que tres! ¡De un salto adelanto a diez! ¡Que una, que dos y que tres! ¡A ver quién se atreve conmigo a correr!
NARRADOR: El viento que andaba cerca lo oyó y quiso darle una lección.
VIENTO: ¡Hola, bichito saltarín! ¡Qué contento estás! Detente un momento que vamos a hablar.
SALTAMONTES. ¿Acaso me quieres como el caracol desafiar? ¡Anda, anda, vete por ahí a soplar! Yo corro más que el viento, más que el gamo, más…
VIENTO: ¡Un momento, por favor. Pongamos las cosas en su sitio: tú no eres corredor. Digamos que salteador.
SALTAMONTES. ¡jajaja! ¿Y qué más da? Verás: Que una, que dos y que tres, de un paso adelanto diez… ¿Qué te parece, vientecillo enterado? ¡Mira, mira que atrás te has quedado! ¡Jajajaja!  Con tres saltos me han bastado. Tú, como el caracol, eres lento y apenas se te nota. No tienes alas, no tienes patas, no puedes andar, no puedes correr  y mucho menos saltar…
VIENTO: ¡Te desafío, fanfarrón! Cuando quieras comenzamos la maratón! Te doy ventaja. Ya puedes correr que yo iré detrás, la meta, el río que bien cerca está
NARRADOR. El viento algo enfadado por tanta arrogancia, se dijo:
VIENTO: El saltamontes no sabe que puedo ser huracán y que de un soplo tan solo, puedo mandarlo al hospital. Allá que voy. Para que aprenda a no ser presumido, le voy a dar una lección y seguro que del susto hasta se le cae el pantalón.
NARRADOR. Y el viento empezó a soplar con tanta fuerza que el saltamontes se caía al saltar, se mareaba y las patas le flaqueaban.
SALTAMONTES: ¡Ay, ay, mis patas se van a romper! ¡Ay, ay, será mejor descansar! El viento debe estar lejos y la apuesta no me va a ganar.
NARRADOR: Pero cada vez que intentaba saltar en vez de hacia adelante iba hacia atrás.
SALTAMONTES: ¡Ya sé, ya sé, el viento me ha traicionado, de suave y lento que era en huracán se ha transformado. Está visto que no hay piedad, que lo único que importa es llegar el primero, ganar.
NARRADOR: El viento, dejando de soplar,  a su lado se posó y de esta manera le habló:
VIENTO: ¡Bueno, bueno! ¿Me tachas de traidor? ¿Me tachas de no tener caridad? ¡Piensa, piensa, bicho grandullón y entenderás que todos podemos hacer daño, si queremos, pero es mejor parecer pequeño, enanito inofensivo y hasta dejarte ganar porque lo que importa es no querer ser más que los demás. Todos podemos servir para cantar, saltar, volar, soplar… Todo a su tiempo, ¿entiendes? Más pensar y menos desafiar.
SALTAMONTES: ¡Vale, vale, viento de huracán, que me has dejado cojo y ahora, ¡ni andar, ni saltar, ni volar!
VIENTO: No te quejes tanto. Pronto sanarás, si decides que tus saltos sirvan para algo más que fanfarronear.
NARRADOR:Pasito a pasito llegó el caracol y al ver al saltamontes así exclamó:
CARACOL: ¡Vaya! ¡Al fin nos encontramos! Te veo triste y aburrido. ¿Acaso algo te ha sucedido?
SALTAMONTES: (Titubeando) ¡Bueno, no, que diga sí, que el viento me dio una lección y una pata se me ha roto por creído y fanfarrón.
CARACOL: ¡Eso no es nada! Si quieres, te puedo ayudar. Con un poco de mi baba puedes sanar.
SALTAMONTES: (Extrañado) ¿Qué dices? ¿Te ríes de mí o eso es verdad?
CARACOL: Toma. Úntate en la pata y lo verás.


NARRADOR: Y el saltamontes, en un instante curó y loco de alegría las gracias le dio.
SALTAMONTES: (Dando saltos) ¡Que una, que dos y que tres! ¡Ya puedo saltar otra vez!
NARRADOR: La voz del viento a lo lejos retumbó: 
VIENTO: Te lo dije, saltamontes: Pronto sanarás, si decides que tus saltos sirvan para algo más que fanfarronear. Dale gracias al caracol que su baba te dio, así pasa siempre con las criaturas del Señor.
SALTAMONTES: ¡Sí, sí, eso haré! De un salto, la vida de cualquier bichito salvaré y saltaré para jugar, para alegrar la vida mía y de los demás. ¡Que una, que dos y que tres! ¡Ya sé, ya sé, todos los días hay algo que aprender! ¡Gracias, gracias, caracol. ¿Nos vamos juntos a tomar el sol?
NARRADOR: Y este cuento se acabó. El viento se fue lejos y el saltamontes y el caracol, repitieron juntos:
SALTAMONTES Y CARACOL: (Con el brazo por encima caminan y cantan) 
A la una, a las dos,
al cien y al mil,
vamos juntos a jugar,
a trabajar y a dormir.


miércoles, 18 de junio de 2014

Consejitos sobre el Medio Ambiente



    Mis macetas lucen así de  lindas porque las quiero

Hace unos días se ha celebrado El Día Internacional del Medio Ambiente. Y no, no se me ha pasado, pero he tenido otras urgencias que atender y me consta que en los colegios  os hablaron del tema en su día, pero es algo tan  interesante que, por mi parte, quiero aportaros alguna cosita, aunque ya la sepáis porque cada vez que hablamos y voy a contar algo, siempre  alguno dice: ‘Si ya lo sé, abuela! Y por supuesto, me alegro mucho, mucho de que así sea.

Pero que no os libráis de la abuela que para eso los Wasap me llueven pidiendo natillas, empanaditos, etc. A cambio, pues eso, unos consejitos sobre el medio ambiente, si bien conozco  y sé cómo lo vivís.
¿Sabéis bien qué es el Medio Ambiente? Por si acaso os lo recuerdo: El Medio Ambiente es todo aquello que nos rodea y que debemos cuidar. Se entiende por medio ambiente   al entorno que afecta y condiciona especialmente las circunstancias de vida de las personas o la sociedad en su conjunto.  
Todo el mundo sabe que hoy en día el cuidado del medio ambiente es fundamental para nuestra calidad de vida actual y para vuestro   futuro. Muchas veces culpamos a las grandes industrias de algunos problemas ambientales como la contaminación o el excesivo gasto energético, pero no tomamos conciencia de que nosotros también podemos ayudar desde casa. Aquí van algunas ideas:
Vamos primero a la luz y el agua 
Cuidar el medio ambiente es ahorrar energía. Por eso, y también por los euritos que cuesta, usar la luz solo cuando sea necesario y sobre todo acordaos de apagarla cuando ya no os sirva.
Y lo mismo con la calefacción y el aire acondicionado. Así reducimos  nuestra huella de carbono que, como sabéis, es contaminante.
Encended la tele cuando vayáis a ver algo, porque, a veces, la ponemos nada más entrar al piso y como “música de fondo”, ya que andamos de un lado para otro y sin ver nada. Solo que nos gusta que se oiga.
Los ordenadores debéis apagarlos una vez que terminéis. No vale dejarlos encendidos para usarlos, por ejemplo, por la noche
Si para lavar los platos, por ejemplo, usáis agua caliente, es preferible el lavavajillas que consume menos luz y  menos agua.  
Los frigoríficos no debéis nunca dejarlos abiertos, aunque sea para poco rato.
No metáis en la lavadora ropa, prácticamente, limpia, porque gasta luz y agua y debe usarse, sí, pero sin abusar.
El agua es también objeto de que tengamos en cuenta porque, a veces, no somos conscientes de la cantidad de agua que gastamos  innecesariamente.
No dejéis el grifo abierto par al lavaros los dientes. Usar un vaso. Se pueden perder muchos litros en tan poco tiempo.
Lo mismo en la ducha. Mientras os enjabonáis, etc. cerrad el grifo.
Si observáis que  la cisterna del wáter o  un grifo gotea, avisad a vuestros padres por sino se han dado cuenta. Son muchos los litros que se pierden gota a gota.
Si os gusta beber agua fresca, en cualquier tiempo, molestaos en tened una botellita en el frigo porque si dejáis el grifo abierto hasta que caiga fresca, ¿cuánta agua se pierde? Podéis hacer otra cosa, tanto para conseguir agua fresca o caliente; poned debajo del grifo un cubo y aprovechad esa agua para regar o fregar.
Si vais por la calle y veis que sale agua de alguna tubería rota o de un periquito de riego, avisad cuanto antes.
Hay niños que echan en las estanques toda clase de cosas: papeles, bolsas de plástico, cáscaras de pipas, etc eso no lo hagáis nunca. Es muy bonito encontrar aguas limpias. Por supuesto en las playas hay que recoger todo lo que posamos haber dejado de suciedad.
¿Sigo. ¡Pues, sí, un poco más!
Ahora vamos a los animales y plantas. Muchas veces os  he contando lo mal que lo pasaba, cuando de niña veía a otros niños maltratando perros y gatos. Ahora las cosas van cambiando y a casi todos les gusta tenerlos por mascotas. No obstante, todavía hay gente que los maltrata e incluso les hacen horrores y hasta los matan. Eso pasa con los galgos cuando al amo ya no le sirven, aunque, ¡claro!, no todos los amos son así de crueles.
Las plantas son también seres vivos que además nos dan oxígeno, como ya sabéis casi todos. Hay que cuidarlas y para ello no basta con regarlas. Hay que abonarlas, limpiarles el polvo a las hojas para que respiren bien, preservarlas de  temperaturas extremas, etc.
Y bueno, los ruidos, los humos, la suciedad en los ríos, etc. son contaminantes del Medio Ambiente y eso quiere decir que nos perjudica a todos.
Otro día os cuento un bonito cuento sobre la contaminación que sufría un jardín por causas de los humos de una fábrica.
Por hoy ya termino pero   aprendeos bien estas cositas  porque entre todos tenemos que salvar a nuestro planeta tierra. Mucho, muchos besos.


miércoles, 11 de junio de 2014

Explico a mi nieta el uso de la coma


 Abuela, ¡qué lío lo de las comas y acentos! Y dice mi profe de Lengua que las dos cosas las va a tener  muy en cuenta en los exámenes. ¡Si es que no lo entiendo! 

Mi querida Amalia, tan estudiosa y responsable. No te preocupes. Te lo voy a explicar de la forma más sencilla que  puedas aprenderlo pero  no te agobies que también muchos mayores e incluso escritores, empezando por mí, a veces, nos liamos.
Te voy a explicar lo más elemental, primero sobre las comas. Hay otros casos más, pero sí entiendes estos, ya te puedes defender bien.
La coma, como sabes, indica una pausa corta y sirve para separar las partes de una frase.
Empezamos.
Se usa coma para separar   los elementos de un texto que vengan a ser como una enumeración. Por ejemplo: he comprado calcetines, guantes, bolso, pañuelo y un sombrero. Si te fijas detrás de pañuelo no hay coma porque no se pone cuando la palabra precede a una conjunción - y, e, o, u o ni—En este ejemplo, pañuelo precede  a la y –va delante- y es por eso que no se pone coma. 

También se pone coma, cuando esa conjunción, por ejemplo la y, no está destinada a enlazar, como en el caso anterior, con el último elemento de una serie, sino con toda la proposición -oración- anterior. Por ejemplo: Pagó el pan, la leche y el aceite,  y salió de la tienda. 
¿Te das cuenta? En este caso  hay dos oraciones.
La primera: pagó el pan, la leche y el aceite.
La segunda: Y salió de la tienda.
Al unirlas, aunque la primera preceda a la y de la segunda, hay que poner coma entre las dos.

Se usa coma para aislar el nombre al que se refiere el hablante. Ejemplos: Buenos días, Isabel. Me voy, mamá. Hasta mañana, libros., que vuelva
En los tres casos, la persona que habla, se dirige a Isabel, mamá, libros. Luego esas palabras llevan coma delante y detrás si van en medio de un texto, si no solo delante: Me voy, mamá.

Se usa coma  como cuando hacemos un inciso –una aclaración-. Por ejemplo: Mi hermano, que es muy buen estudiante, ha suspendido. En este caso, lo principal que quieres decir es: Mi hermano ha suspendido. Pero quieres aclarar que es un buen estudiante e intercalas esa aclaración que va entre comas: que es muy buen estudiante. Como comprobarás, el inciso no cambia para nada lo principal que quieres decir, solo que añade una aclaración.
De igual forma, hay que poner coma, si quieres indicar un dato o una fecha, etc. Por ejemplo, El año que nací, 1980, fue el año que nació mi primo.

Y ahora algo importante:
No se pone coma jamás entre el sujeto y el predicado. Por ejemplo. Mis hermanos y yo vamos a ir de excursión. Estaría mal, muy mal que pusieras coma entre el sujeto, mis hermanos y yo, y el predicado, vamos a ir de excursión.

Y bueno, hoy ya vas bien despachada. Pero ten en cuenta esto que me dijeron a mí  y que debes saber tú y todos. En caso de duda, mejor no poner coma. ¿Entiendes?
Te voy a poner un texto sin comas para que las pongas tú y otro día te lo corrijo. ¿Vale?

Ayer que hizo muy buen mi profesor don Julian decidió  que nos fuéramos de excursión al campo y  que que nos lleváramos la mochila el bocata una botella de  agua y nos pusiéramos ropa cómoda para andar por el campo que está lejos  y subir a una montaña que hay por allí. Llegué a mi casa y le dije a mi madre: que me voy al campo mamá

¡Ea, venga, si  has entendido lo que te he explicado coloca las comas en su sitio! Los acentos, cómo te he dicho antes, lo dejamos para otro día.
¡Abuela, abuela, una cosa! ¿Y si  tenemos que poner un paréntesis? ¿Qué se pone punto o coma? ¿Delante o detrás del paréntesis.

Mira, linda, es muy sencillo. Antes del paréntesis no se pone coma, porque el paréntesis ya implica una pausa.
Después del paréntesis se pone el signo punto o coma que corresponda; Es decir, el signo que se pondría si no hubiese paréntesis. ¿Entiendes?  Por ejemplo: Si escribo, “la cada de mis padres tenía  unos doscientos metros (no lo recuerdo muy bien). El punto detrás del paréntesis es el que pondría en metros.
Ya no más que te vas a liar. Poco a poco.