Yo juro que vale más ser de baja condición
y codearse alegremente con gentes humildes,
que no encontrarse muy encumbrado, con una resplandeciente pesadumbre y llevar una dorada tristeza y soledad.
¿Qué la palabra humildad os suena a cosa de mayores, religiosas y cosas así? Bueno, pues aunque así fuera, ya va siendo hora de que entendáis su verdadero significado y el valor de esta palabra que tan olvidada anda y que tan importante es. Por eso empiezo por explicaros un poco qué es, en realidad, la humildad más allá de todo eso que pensáis.
La humildad es un valor
que consiste en conocer las propias limitaciones y debilidades y actuar
de acuerdo a tal conocimiento. Podría decirse que la humildad es la ausencia de
eso que llamamos soberbia y que significa ser orgulloso, creído y como se dice
ahora, ir de sobrado por la vida. Los soberbios se crecen y creen superiores a
los demás por cualquier cosa por insignificante que sea y van por la vida con
la cabeza bien alta y cómo pasando de los demás a los que consideran
inferiores.
¿Sabéis que pienso de los
crecidos y soberbios? Pues que son unos necios porque nadie es superior a
nadie; somos distintos pero todos
luchamos, trabajamos y aspiramos a idénticos logros felices en la vida, pero, si los conseguimos,
solo deben servirnos para mayor responsabilidad
con los demás y jamás para creernos tan importantes como para andar
mirando por encima del hombro, como suele decirse, o creerse superior al resto
que los rodea.
Hay algo que nadie debería
olvidar: la provisionalidad que somos. Quiero decir que, ¿para qué sirve ir por
el mundo dándonosla de importantes si en
un instante nos puede sorprender la muerte? Sí, es duro, pero real. Estamos tan
de paso que lo más trascendente e importante que podemos hacer es ser
sencillos, modestos, humildes por mucho honores, premios, etc. que recibamos.
Pero bueno, creo que ya lo
habéis entendido, cuando hablo de humildad. Así que ahora unos consejitos para
que aprendáis a ser lo que sois por muchos logros que podáis alcanzar en la
vida.
No neguéis vuestro saludo a
nadie; una palabra, una sonrisa…. Nunca un paso de largo.
Buscad lo bueno que puedan
tener los demás y elogiadlo siempre que el caso lo requiera.
Hay que saber reconocer
nuestros errores y rectificar. El empeñarse en ellos es agigantarlos y
empequeñecernos.
Si os equivocáis o insultáis a
alguien, pedid perdón. El ofendido es alguien maltratado por vuestra supuesta soberbia.
Si alguien os ofende y pide disculpas, aceptarlas y no
volver jamás a la ofensa.
Si con amigos o familiares
tenéis un desencuentro, no esperéis a que sean ellos los primeros en pedir
excusas. Adelantaos vosotros y esa será la mejor lección que podáis darle.
Hay que saber aceptar el que
hay gente más lista, más guapa, más graciosa, más alta etc. que nosotros,
porque de lo contrario, iremos buscando, a veces inconscientemente, la ocasión
para humillarlos.
Hay que alejarse de los
pedantes y engreídos porque no solo no nos verán sino que tratarán de “pisarnos”.
El soberbio busca siempre la
primera fila de todo: precisa que lo vean. El humilde espera que le
asignen lugar o trata de pasar desapercibido.
Una santa, que es mi personaje
histórico preferido, Santa Teresa de Jesús, decía: la humildad es la verdad.
Y eso quiere decir que resulta absurdo no reconocer que algo hemos hecho bien,
por ejemplo. En una ocasión, y con motivo de un premio que me dieron, tuve que
pronunciar unas palabras. Dije: quiero
dar las gracias con unas breves palabras. Creo que sí, que me lo merezco pero
también creo que se lo merece mucha más gente y no lo reciben, etc. ¿Por
qué iba a decir, no me lo merezco, no es necesario, etc. si no es lo que
sentía?
En fin, que no despreciéis este
valor que os hará fuertes y queridos por todos. La sencillez y la humildad, sin
alejarse de la verdad, os revestirá de los mejores ropajes para andar por el
mundo.
FRASES CÉLEBERES.
No es célebre pero la primera es mía.
· Si sabéis no lo pregonéis
porque los soberbios y envidiosos tratarán de olvidaros para todo. Si no lo sabéis
y lo decís, se os abrirán todas las puertas. (Pensad en lo que quiero deciros)
·
El secreto de la sabiduría, del
poder y del conocimiento es la humildad
· Yo juro que vale más ser de
baja condición y codearse alegremente con gentes humildes, que no encontrarse
muy encumbrado, con una resplandeciente pesadumbre y llevar una dorada tristeza
y soledad.
·
Cuando no hay humildad, las
personas se degradan.
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