Esta foto es de la Navidad. ¿Te acuerdas?
Yo fui muy feliz y tú no querías fotos, pero ahí estás guapo, guapo.
Mi querido Ramón: ¡Por fin llegó el día de tu santo! Sabes
que, como hacemos siempre, nos vamos a reunir
todos para comer y entregarte
unos regalillos. Yo no sé todavía qué te
compraré. Será algo sencillito pero que te pueda sorprender. ¡Ya veré!
Pero antes de nada quiero explicarte algo: ¿A que con lo
listorro que eres y lo mucho que sabes y lo bien que manejas el ordenador a tus
nueve años, no tienes ni idea sobre el
santo de tu nombre? Sí, Ramón Nonato.
Bueno, te lo cuento y verás que es interesante. Nonato
quiere decir no nacido. Y tú me dirás: Abuela,
¡claro que nació! ¡Si es mi santo!
Y con eso me quieres decir que vivió y llevas toda la razón.
No obstante, se le llama nacimiento al acto de salir de las barrigas de las
mamás gracias al gran esfuerzo que ellas hacen y que es la forma natural de que
nazcan los niños, pero tu santo no nació así. Su mamá murió antes de que él
naciera. Sí, se quedó vivo dentro de ella y los médicos le hicieron una
operación y lo sacaron. Por eso se le llama neonato. ¿A qué lo entiendes?
Pues ahora, me voy a arreglar y voy a comprarte el regalo. No
sé las veces que me has preguntado, ¿qué
me vas a regalar, abuela? Y no te lo
he dicho porque es una sorpresa pero, por adelantado te digo que nada que
ver con tantos juegos de ordenador, y de
la tele como tenéis. ¡De eso, nada de nada! A mí me gusta veros jugando a correr, al esconder, a dar saltos
y esas cosas y me entristece un poco, cuando pasáis tanto tiempo con las
maquinitas y los móviles Ya os he contado muchas veces que, cuando yo era niña
no había nada de eso y que a mí me parece bien que ahora tengáis tantas cosas,
pero yo creo que entonces los niños y
niñas éramos más felices porque lo teníamos que inventar todo. ¡Tenías que
haber visto las bolas de barro que yo hacía y con ellas le ganaba a los niños
que me llamaban marimacho por gustarme juegos que decían eran de niños. Ya ves
que tonterías. ¡Y anda que no echaba bien el trompo y anda que no conducía bien el aro!
En fin, mi vida que me pasaba la vida jugando e inventado juegos:
maquinitas de cine, muñecas de trapo, casitas de cartón, etc. etc.
Y ya termino. Que seas
siempre tan feliz como este día y si no lo puedes ser, recuerda siempre
los momentos de alegría compartidos con padres, hermanos, tíos, primos y con
esta abuela que te va a dar el abrazo más grande del mundo.