¡Cuánto os quiero!
Como todos
los años, el pasado domingo, ya lo sabéis, celebramos la Navidad en nuestra
casita del campo.
¡Que bien lo pasamos! Fue, como siempre que nos reunimos, un
día para el recuerdo, aunque en estas fechas parece que hay un algo que invita
a sentirnos más unidos, más cercanos y sobre todo, más queridos.
¡Cuántos
momentos felices alrededor de la chimenea que mi Gabriel no cesaba en su tarea
de avivar la llama buscando palitos, piñas y todo lo que pudiera arder! ¡Y qué
buenas las migas que hizo el tito Ramón con tanto cariño por todos! Villancicos,
bailes, etc. amenizaron el día y más que nada el atardecer que olía a monte y a
romero.
Hoy solo
deseo que recordéis siempre los momentos felices que son siempre los que se
viven en familia. Para ello, lo mejor es este sencillo reportaje con los
colores de nuestra sierra y la foto final con vosotros, mis queridos nietos y
nietas que, como os he repetido montones de veces, sois lo mejor que tengo y
por lo que doy gracias a Dios y a la vida todos los días.
Guardad
estas fotos y algún día puede que os sirvan para renovat, la tal vez perdida de
fe y esperanza. Muchísimos besos
Mi Gabriel pendiente de la llama
Un anticipado papa Noel
Y los lindos colores de nuestra sierra