¡Cuánto os quiero!
¿Os suena la palabra privacidad? Creo que en alguna ocasión ya os he dicho
algo sobre este valor, pero lo considero tan importante en estos tiempos, que
merece le dedique un capítulo. ya imagino que
sabéis, al menos aproximadamente qué significa esta palabra pero os la voy a definir tal y como viene en el diccionario de la
Lengua Española: Derecho y propiedad de
la propia intimidad y vida privada.
Y eso quiere decir que todos, pequeños y mayores, tenemos derecho a que se
respeten aquellas cosas que pertenecen a nosotros solos y no tienen por qué
conocer los demás, si no queremos. Por
ejemplo: Una niña o niño tiene un gran
lunar en el vientre. Solo sus padres se lo han visto, pero un día se lo enseña
a su mejor amiga. ¿Creéis que esa amiga puede difundirlo? Si lo hiciera estaría
faltando a la privacidad de su amiga que confió en ella.
Pues, ¿os dais cuenta del respeto que merecen las cosas íntimas de los
demás? Pero no se trata solo de ese tipo de cosas, más o menos, del ejemplo.
Hay gran variedad de formas de faltar a
la privacidad. Vamos a ver qué cosas deberíamos tener en cuenta de cara a
practicar este gran valor que hoy día
anda por los suelos, sobre todo, en programas de la tele donde se habla
de la gente sin ningún tipo de pudor y dando a conocer detalles de la
privacidad de personajes públicos, más
que nada.
Por supuesto, lo nuestro no llega tan lejos pero sí para “andar por casa!
que significa de cara a nuestro diario convivir con los demás.
Mirad si es importante el tema que
el artículo 18 de nuestra Constitución trata
de … Derecho al honor, a la intimidad y a la propia
imagen. Así se puede denunciar a cualquiera que no respete la intimidad de
otro.
Pero
vamos a lo nuestro que es saber cositas
que son allanamiento a la provacidad.
No se puede entrar en una habitación con la puerta cerrada sin llamar
previamente y pedir permiso. Y da igual que sea la de un hermano que la de unos
padres o fuera de casa, si tenemos que
ir en busca de alguien.
No se pueden leer los mensajes del móvil de nadie absolutamente y por mucha
confianza que medio. Tan solo si nos dan permiso para hacerlo.
De igual forma, y aunque conozcamos la clave de un determinado correo
electrónico, no podemos leer, sin
permiso de su destinatario, los email.
Y siguiendo con las Nuevas Tecnologías, no se puede escribir en Redes
Sociales, comentarios que dañen la imagen de otra persona; tampoco subir fotos sin su permiso.
Y a propósito de fotos, no se puede fotografiar a personas sin que ellas lo
sepan y las publiquemos, después. Siempre que deseemos hacer una foto a
alguien, tenemos que pedirle permiso. Este tema está muy castigado.
Tampoco podemos registrar cajones, armarios taquillas de alguien por mucha
confianza que tengamos.
Es una gran falta a la privacidad,
leer cartas que encontremos, bien del Banco, bien de otra persona pero que nada
tienen que ver con nosotros.
El cotillear, curiosear y hablar de
la vida de los demás es faltar a la privacidad con el grave peligro de
calumniar que quiere decir que tal vez estemos
compartiendo tan solo suposiciones, habladurías, etc. pero que pueden
dañar mucho la imagen, el prestigio de esa persona.
Ni que decir tiene todo lo que respecta al aseo personal, aunque se trate,
como he dicho antes, de hermanos o padres. No se puede entrar en un lavabo,
aunque la puerta no esté bien cerrada,
si sabemos que hay alguien dentro.
Casi no hace falta que os lo diga, pero es necesario saberlo bien todo: No
se puede coger dinero ni de los padres ni de nadie. Antes de abrir a
hurtadillas un monedero o bolso, hay que pedir permiso.
Y para terminar, no un consejito, sino dos:
Si no queréis perder
la intimidad, no os vendáis a nadie ni por nada.
Respetad la privacidad de los demás como os gustan sea respetada la vuestra.