Mis queridos nietos y nietas: estos día os voy a ir recordando cuentos, que están en mis libros y que escribí pensando en vosotros y en todos los niños del mundo. Así que leed y pensad un poquito en el verdadero sentido de la Navidad bueno es otro que solidaridad y amor con los que más lo necesitan. Os quiero mucho la abuela.
ILEGALES Y NAVIDAD
Aconteció en estos días que se promulgó una ley de
extranjería por la que los sin papeles tendrían un plazo entre siete y treinta
días para retornar voluntariamente a su país de origen. Un matrimonio de
extranjeros, José y María, que estaba en avanzado estado de gestación, llegados
en patera, buscaban trabajo en España, pero no encontraban nada porque la gente
nada más verlos, repetían: no, no tenemos nada. Volved a vuestra tierra y dejar
de andar robando y pidiendo.
Así caminaban sin rumbo en la noche
José y María. Encontraron refugio en una chabola abandonada a las afueras de
una gran ciudad. Sucedió que el segundo día de pernotar en aquel lugar una grúa
municipal los desahució, dejándolos a la intemperie una noche muy fría de un
veinticuatro de diciembre del año dos mil quince. Abrazados, y sin saber dónde
refugiarse, retomaron el camino.
Repentinamente se vieron obligados a detenerse
y buscar nuevo refugio ya que María presentaba síntomas de eminente
alumbramiento. José, divisó a lo lejos los arcos de un centenario puentecillo.
¡Allí, María –exclamó-, allí podrá nacer nuestro hijo! Buscaré pasto, buscaré
leños, encenderé el fuego y esperaremos a nuestro hijo.
Y José, extendió
el pasto, lo cubrió con su vieja chaqueta y el niño nació. María, lo recubrió
con su propia ropa y lo recostó en el cálido montón de pacto, junto al fuego
preparado por José.
Aquella madrugada, trabajadores de una fábrica cercana, al
cambiar de turno, los encontraron y compadecidos le ofrecieron lo poco que
llevaban: se despojaron de algunas de sus ropas, les dieron parte de sus
bocadillos y prometieron dar cuenta a los Servicios Sociales para que les ayudasen.
También un grupo de chicos jóvenes que salían de una discoteca, se detuvieron
al verlos y cantaron y bailaron para acompañarlos:
¡Ande, ande, ande este
chiquitín
que no tiene cuna y ha nacido aquí
!
No llores, mi niño. Vamos a
cantar,
vamos a bailar
que hoy es noche buena
y mañana Navidad.
Al
día siguiente, se personaron en el lugar tres mujeres provistas de todo lo
necesario para atender al niño y darles cobijo durante el tiempo preciso para
que retomaran camino a su país. A coro aquellas mujeres repitieron:
La
patria no es propiedad heredada con papeles, sino cielo, dicha y dolor de
todos.
Y PARA QUE OS VEÁIS Y RECORDÉIS OTRAS NAVIDADES,
OS IRÉ PONIOENDO FOTOS DE CADA AÑO