No hace falta corred mucho para encontrar maravillosos paisajes.
Mirad al cielo y comprobaréis lo cerca,
o tal vez lo lejos, que está de nosotros
Más, sí, mis queridos nietos y nietas. ¡Y lo que queda! La abuela tiene cuerda. Así que, paciencia, mis queridos y lindos nietos y nietas.
No caigáis en la barata tentación de venderos a cambio de unos gramos o kilos de fama porque, si lo hacéis, pronto comprobaréis que lo que habéis comprado ha sido una columna de humo.
No envidiéis algo que tengan los demás. Seguro que cada uno de vosotros tenéis mucho que los demás no tienen. Nadie lo tiene todo. Por eso nos necesitamos para convivir y no para "jugar "a guerrillas absurdas.
Si sabéis algo
que no saben los demás, no presumáis de ello. Posiblemente vuestras
oportunidades de saber no sean las del otro. Por eso, o no hablad de vuestra
“sabiduría” o si lo hacéis, hacedlo con humildad.
Más de una vez me habéis manifestado vuestros deseos de ser famosos, y
es un deseo muy legítimo, pero no confundáis fama con éxito. La fama es propiedad
del mundo de afuera. El éxito pertenece a nuestro mundo interior. La fama es
cosa de los demás. El éxito es cosa nuestra.
Para nada os midáis con los demás. Los seres humanos no dan jamás la
misma talla. Somos únicos, irrebatibles; no hay dobles.
Si acaso creéis, en alguna ocasión, que os olvidan, reflexionad, porque
tal vez ese olvido sea una excelente memoria.
No midáis el tiempo en años, días, horas… El tiempo es una sucesión
ininterrumpida de momentos y siendo conscientes de ello y llenándolos de
sentido, encontraremos la medida de nuestro tiempo.
Cuando por las calles veáis un coche fúnebre, deteneos un instante y guardad
silencio. No se trata de una mercancía sino de un ser humano que otro día, tal
vez ayer, hacía vuestro mismo camino.
Cuando conozcáis o sepáis de un delincuente, no lo condenéis a la ligera.
Pensad que todos, al nacer, somos como estrellas caídas del cielo. Tras cada delincuente
hay una familia, una escuela, una sociedad y hasta una iglesia. Yo pediría
barrotes para todos.
No apartéis a nadie por su
condición. Mejor por su educación, pero siempre con el mayor respeto y sencillez.
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