Desde mi temporal inmovilidad,
he hecho esta foto.
¿Cómo? ¡Ah!
Queridos nietos y nietas:
¡Cómo habéis crecido! Me parece que fue
ayer, cuando os recibí en mis brazos al nacer, y ya sois adolescentes y hasta
algunos mayores de edad.
Pero eso no significa para mí mucho; tan
solo que mis consejitos tienen que ir
por otros derroteros de cara a los que
ya habéis cumplido los catorce, quince, etc. años.
Así que yo escribo y vosotros “recogéis” lo que os guste.
No caigáis en la tentación de querer
pareceros a otros por muy famosos que sean, porque lo mejor que tenéis es vuestra unicidad; no la perdáis, porque de lo contrario seréis
unos más de la serie, y los seres humanos somos tan únicos que jamás uno
más otro se les pondrá poner el signo del igual.
Entended, pues, las modas, que no a todos
les van. Está bien que las sigáis pero sin perder ni un ápice de vuestra
personalidad.
No sintáis vergüenza ni os consideréis
cobardes por no hacer ciertas cosas o seguir costumbres comunes entre los de
vuestra edad, pero que os pueden perjudicar. Hay que saber decir no, y eso no
es una cobardía, sino, a veces, una heroicidad.
A vuestra edad la pandilla de amigos es muy
importante, pero aún más lo siguen siendo los padres. No lo olvidéis y
escuchadlos, cuando os quieran asesorar sobre algo.
Cuando vayáis a discotecas, conciertos,
etc. evitad la excesiva euforia que hace que se pierda el sentido real de todo.
Cuidad bien de saber dónde están las puertas de emergencia, huid de las
aglomeraciones de entradas y salidas. Respetad y haceos respetar. Pasadlo bien
pero no olvidéis esto: que al llegar a casa de vuelta, os sintáis igual, o
mejor que cuando salisteis.
Sin poder evitarlo os cae mal lo que dicen
y hacen vuestros padres porque ya no os gusta que os traten como niños, pero
haced el esfuerzo de entender que, para los padres, los hijos siempre siguen
siendo, como mínimo, un poco niños..
No marginéis a nadie por su condición; solo
por su mala educación, aunque tampoco debéis humillarlos. Solo alejaos de
ellos.
Hay que
servir a todos, pero de igual a igual, porque, si alguien quiere engañaros para
haceros esclavos, habrá que descubrirlo y abandonarlo.
Si vuestros padres se equivocan en algo, no se lo
echéis en cara. Todos nos equivocamos. Con buenas palabras dadle vuestra
versión. Seguro que la entenderán.