Villa del Río | 02·04·22 | 19:46 | Actualizado a las 14:45
A mis nietos y nietas
Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.
Vuestra abuela que os quiere tanto...
viernes, 29 de abril de 2022
Viernes 29 de abril de 2022
Buenos días, amigos: hoy vamos a reflexionad, brevemente, sobre cómo posicionarnos en la convivencia, al fin de ser cada día más “sabios”, más humanos.
No me he querido extender mucho. Seguiremos otro día.
Un buen fin de semana en el que despedimos abril y llegamos al tan deseado mayo.
Que nuestra vida sea un canto a la verdad, a la justicia, a la hermandad, a La Paz, al amor..
- Si alguien os va a contar algo que ya sabéis, no lo cortéis exclamando: ¡Bueno, eso ya lo sabía! Dejad que los demás puedan sentir que os aportan algo.
- Si alguien se disculpa con una, mentirijilla, y conocéis la verdad, no lo descubráis. Aceptar la disculpa y evitar que se sienta humillado.Si algún niño os insulta, no le respondáis con otro insulto. Nada indigna más al insultante que el silencio por respuesta.
- Si alguien comete un error, y es consciente de ello, pero ya no lo puede corregir, guardad silencio, porque, seguro que ya lo ha corregido.
-Antes de juzgar a alguien, deteneos unos momentos y poneos en su lugar.
- Dadle siempre al otro oportunidad de quedar bien, aunque tengáis que adelantaros improvisando una mejor interpretación.
- No envidiéis algo que tengan los demás. Seguro que cada uno de nosotros tenemos mucho que los demás no tienen. Nadie lo tiene todo. Por eso nos necesitamos para convivir y no para "jugar "a guerrillas absurdas.
- No apartéis a nadie por su condición. Mejor por su educación, pero siempre con el mayor respeto y sencillez.
- Cuando conozcáis o sepáis de un delincuente, no lo condenéis a la ligera. Pensad que todos, al nacer, somos como estrellas caídas del cielo. Tras cada delincuente hay una familia, una escuela, una sociedad y hasta una iglesia. Yo pediría barrotes para todos.
- Para nada os midáis con los demás. Los seres humanos no dan jamás la misma talla. Somos únicos, irrepetibles; no hay dobles.
Navegamos entre luces, aunque sólo creamos que atravesamos infinita noche..abramos los ojos del alma y veremos el color de las estrellas.
jueves, 21 de abril de 2022
martes, 5 de abril de 2022
MEDALLA DE ORO
RECONOCIMIENTOS DEL AYUNTAMIENTO
Isabel Agüera recibe la medalla de oro de Villa del Río
Catalina Sánchez y Francisco Pinilla también reciben el galardón
Isabel Agüera muestra orgullosa la medalla de oro de Villa del Río. CASAVI
En un pleno extraordinario celebrado este sábado en Villa del Río, la corporación municipal hizo entrega a Isabel Agüera, Catalina Sánchez y Francisco Pinilla -a título póstumo- de la medalla de oro de la villa, en reconocimiento a sus valiosas aportaciones a la cultura en general y especialmente a la villarrense.
Abrió el acto el alcalde, Emilio Monterroso, quien dijo que «este acto viene como colofón a un acuerdo plenario del 25 de noviembre del 2021». La concejala de Cultura, María del Carmen Camargo, hizo un recorrido por la historia investigadora y divulgativa de Catalina Sánchez y su marido, Francisco Pinilla, así como de la escritora y maestra Isabel Agüera, «con numerosos galardones a lo largo de su trayectoria y más de 73 libros publicados», entre otras muchas facetas más de su carrera vital.
Posteriosmente, intervinieron los portavoces de los tres grupos políticos. En primer lugar, Jesús Morales (Unide)agradeció «el sacrificio y labor de los tres galardonados, con los que he tenido la suerte de coincidir como concejal de Cultura durante los 12 años que estuve». Acto seguido, María José Jurado (PSOE) hizo un repaso también por la ingente cantidad de libros y publicaciones de las tres personas reconocidas. Y por último, Antonio Carabaño (IU), culminó diciendo que «Pinilla y Sánchez han sido como los mineros, personas que han conseguido importantes documentos históricos puestos a disposición de nuestro pueblo». Y de Agüera resaltó «su jovialidad y capacidad de trabajo a casi sus 90 años de edad».
Isabel Agüera hizo entrega de un libro al alcalde de Villa del Río y muy emocionada se dirigió a los asistentes diciendo que «hay que vivir día a día, haciendo el bien cada jornada de nuestro calendario». El alcalde cerró diciendo que todos son «un ejemplo vital».
martes, 8 de septiembre de 2020
MIS QUERIDOS NIÑOS
D
¡CÓMO OS QUIERO, MIS NIÑOS!
MIS QUERIDOS NIÑOS
ISABEL AGÜERA.
Mis queridos niños una sencilla carta para vosotros que sois los protagonistas desde hace tiempo del ir y venir de políticos y padres, y ¿sabéis por qué? Creo que sí, pero os explico. Estamos pasando en el mundo una enfermedad que se contagia, “que se pega” muchísimo. Se llama Covid -19. ¿A que parece nombre de nombre de perro? Pues tan solo es un bichito muy malo. Un microbio que no vemos y que se llama virus y que cuando consigue entrar por alguna de nuestras puertecitas del cuerpo, boca, nariz u ojos se mete en nuestras células que son la unidad más pequeña que puede vivir por sí sola y que forma todos los organismos vivos y los tejidos del cuerpo.
El muy canalla y cobarde del virus se protege escondido en nuestras células infectándolas para que se contagien todas porque además de cobarde es incapaz de hacerlo solo y se le presenta tres problemas 1º, ¿cómo reproducirse, crear más virus dentro de nuestras células. 2º ¿cómo extenderse, multiplicarse. 3ª ¿cómo defenderse para no ser eliminado por nuestras defensas que las tenemos como ejército que nos defiende, y ahí se establece una especie de lucha que hoy por hoy ganan los virus hasta que le mandemos más refuerzos que serán las vacunas que estarán pronto preparadas.
¿Habéis entendido esto? Pues vamos a lucha contra ellos, ayudando a nuestro ejército de defensas.
¿Cómo? Cerrando bien nuestras puertecitas de entrada con mascarillas, lavándonos mucho las manos por si se nos ha pegado el virus que es muy pegajoso, llevando un botecito en la cartera de ese líquido que los mata y debéis echaros de vez en cuando. Por favor no os toquéis las puertecitas; es muy peligroso, tanto que si de mí dependiera no ibais al colegio hasta que no haya pasado el peligro.
Os quiero mucho y quiero a vuestros maestros y vais a sufrir una mala experiencia porque en esta sinrazón vivismos: organismos cerrados, papeleo telemático etc. y niños en pelotón a las aulas, nada de consultas médicas presenciales, pero niños a la escuela. Que Dios os proteja, mis niños que se me parte el alma cuando os veo con vuestras mascarillas y las manos preparadas para el milagroso líquido y cuando pienso en vuestros maestros tan entregados y tan expuestos. Muchos besos y si de mi dependiera, aplazaría las clases hasta que pase este gran peligro en el que vivimos.
miércoles, 1 de julio de 2020
RUEGO DEL ADOLESCENTE
Buenos
días: Hace unos días, me comentaba una amiga que su hijo adolescente no habla,
que se pasa el día encerrado y no quiere salir.
A lo
largo de mi vida he tenido que relacionarme con muchos adolescentes
silenciosos, indiferentes como si nada fuera con ellos, cosas que suele
exasperar a los padres
Hoy,
desde la piel de un adolescente, os hablo, porque creo que, a veces, creemos
que son “bichos” raros, pero en realidad son los grandes desconocidos
para padres y maestros.
MI NUEVA OBRA PARA MAESTROS, PADRES Y ABUELOS.
- EDICIONES ALGORFA
Mamá, ¿estás ahí? Sí, te oigo
“cacharrear” en la cocina, y oigo tus pasos de acá para allá en incesante
trasiego y oigo también el motor del coche de papá que llega, cansado
como tú, siempre buscando y queriendo lo mejor para mí y mis hermanos. No sé
qué deciros. ¿Puede ser que me haya nacido una voz sin palabras todavía? Ahora
he dejado de ser el niño juguetón, cariñoso y divertido. Me he convertido en miedo,
inseguridad, vergüenza, deseo... A veces, papá, quisiera ser aquel niño que se
enganchaba a tu cuello y te comía a besos, y quisiera, mamá, seguir siendo el
pequeño que se dormía en tus brazos entre mimos y caricias, pero...
¿Puede ser que me hayan nacido
caminos sin pasos todavía?
Un extraño sentimiento de vergüenza, un incomprensible pudor parece empeñado en distanciarme de vosotros. El papel de niño ya no me gusta. El papel de hijo silencioso y sumiso se me queda pequeño. Los consejos que me dais me parecen no estar hechos a mi medida. Quiero que alguien me escuche, cuando hablo, quiero que mis cosas sirvan para algo, quiero que alguien confíe en mí y deje de llamarme niño. Quiero asistir a clase para discutirla, aceptarla, rechazarla, cambiarla… Ya no quiero ir por la calle para admirarme de lo que pasa por ella, sino para gritar que nada me causa admiración.
¿Puede ser que me haya nacido una mente sin rumbo todavía para conocerme?
¿Puede ser que me haya nacido una persona rebelde, protestona, gritona, disconforme, incrédula sin norma, una persona desconocida que tenga que educar?
Quiero, no obstante, deciros que os necesito, que os quiero más que a nada y a nadie del mundo, y quiero daros las gracias por soportar las estridencias de mis músicas que necesito porque con ellas ahogo las mil interrogantes que brotan en mi alma en los instantes: ¿Quién soy...? ¿De dónde vengo...? ¿A dónde voy...? No me gusta que me llamen niño; tampoco que se rían de mi voz, de mi incipiente rasgos visibles de que voy camino de hombre pero no lo soy todavía. ¿Qué soy?
Un extraño sentimiento de vergüenza, un incomprensible pudor parece empeñado en distanciarme de vosotros. El papel de niño ya no me gusta. El papel de hijo silencioso y sumiso se me queda pequeño. Los consejos que me dais me parecen no estar hechos a mi medida. Quiero que alguien me escuche, cuando hablo, quiero que mis cosas sirvan para algo, quiero que alguien confíe en mí y deje de llamarme niño. Quiero asistir a clase para discutirla, aceptarla, rechazarla, cambiarla… Ya no quiero ir por la calle para admirarme de lo que pasa por ella, sino para gritar que nada me causa admiración.
¿Puede ser que me haya nacido una mente sin rumbo todavía para conocerme?
¿Puede ser que me haya nacido una persona rebelde, protestona, gritona, disconforme, incrédula sin norma, una persona desconocida que tenga que educar?
Quiero, no obstante, deciros que os necesito, que os quiero más que a nada y a nadie del mundo, y quiero daros las gracias por soportar las estridencias de mis músicas que necesito porque con ellas ahogo las mil interrogantes que brotan en mi alma en los instantes: ¿Quién soy...? ¿De dónde vengo...? ¿A dónde voy...? No me gusta que me llamen niño; tampoco que se rían de mi voz, de mi incipiente rasgos visibles de que voy camino de hombre pero no lo soy todavía. ¿Qué soy?
Quiero
daros las gracias por autorizarme la puerta cerrada, conscientes de mi
presencia real. Calláis, me comprendéis, me acompañáis... Y yo, sin
poderlo evitar, ausente, agresivo, mudo… ¿Estoy o lo parezco?
¡Ah...! una cosa quiero pediros y, por Dios, no la olvidéis: aunque os
parezca mi paso ligero y alegre mi canción, ¡no puedo con la mochila llena a
rebosar de tantas cosas…!
¡Cuánto pesa! ¡Una mano, por favor, mamá, papá! Tan solo eso: una mano para encauzar y soportar mis nuevos nacimientos nacimientos. Os quiero, os necesito; no me dejéis, pero vuestra caña de pescar no me sirve; enseñadme, con paciencia, por favor, a manejar la mía.
¡Cuánto pesa! ¡Una mano, por favor, mamá, papá! Tan solo eso: una mano para encauzar y soportar mis nuevos nacimientos nacimientos. Os quiero, os necesito; no me dejéis, pero vuestra caña de pescar no me sirve; enseñadme, con paciencia, por favor, a manejar la mía.
viernes, 26 de junio de 2020
martes, 9 de junio de 2020
Carta a mi nieto Javier
Mi querido Javier: Como sueles decir y en la
lectura de esta obra, la abuela se enrolla con todo lo que os preocupa,
interesa, gusta o disgusta.
Hace un frío que pela. Son las seis de la
mañana. Ya sé que tú duermes como un lirón, olvidado de tus precoces
preocupaciones que se tornan preguntas y más preguntas.
Digo siempre, y es cierto, que mi Javier, tú
mi precioso nieto de once años, andas por el mundo con una mano alzada o lo que
es igual: pidiendo siempre la palabra, porque siempre tienes algo que decir,
algo, que preguntar.
Esta tarde, cuando viniste a traerme unas
torrijas que había hecho tu madre, te asomaste a mi terraza y de pronto
exclamaste:
-¡Abuela! En el semáforo hay parado un coche
de muertos.
-Sí, pasan todos los días. Van a la iglesia.
Te quedaste pensando unos minutos y después
exclamaste:
-¿Y por qué no le dejan pasar como a los
bomberos, a la policía…?
-Es vedad –te interrumpí-. Igual que tú
pienso yo.
Acercándote a mí que tecleaba en el
ordenador, me abordaste sin más:
-¿Y qué es la vida, abuela? Porque, para
morirse, mejor no vivir.
-La vida –te
contesté son muchas cosas: el aire, el
sol, la lluvia, la alegría, papá y mamá, los hermanos, la gente, el cole..,
pero la vida se gasta…
-Abuela –me interrumpiste-, ¿y por qué se
gasta la vida? Con la vida no se borra, ni se saca punta, ni…
-¡Ja,ja,ja! ¡Qué lindo eres y cuánto te
quiero! –exclamé-. Todas las cosas se gastan -traté de explicarte. ¿No ves cómo se gastan las pilas de tus
juguetes? ¿No ves cómo se gasta la suela de tus zapatos? ¿No ves cómo se gastan
los lápices y las gomas...?
-¡Ah…! –exclamaste no muy
convencido-. Pero, ¿nos vamos al cielo
sí o no? ¿Por qué los muertos están con los ojos cerrados? Yo, aunque esté muy
gastado, quiero estar con los ojos abiertos siempre. Con los ojos cerrados o me
duermo o me aburro.
-¡Bueno,
bueno, que sabio eres! También yo me aburro si cierro los ojos y, aunque ahora no lo entiendas, quiero decirte que es
demasiada la gente que vive, gran parte de su existencia, con los ojos
cerrados, evadiendo responsabilidades y compromisos. Dejan de ver la luz y poco
a poco, pierden el maravilloso sentido de la vista; se transforman en topos.
Tú, mi pequeño Javier, eres vida y tendrás que descubrir por ti mismo todos los
misterios que entraña el vivir, pero no te olvides nunca de que fuiste niño.
-Eso es
verdad, abuela, porque mi seño no ve
nada más que lo que le interesa. Me voy que es tarde.
………………………………………………….
Las palabras de mi nieto no me caen en
bolsillos rotos. Por eso quiero dedicarles a todos, esta carta.
Vísperas de Navidad. Nada mejor para relajar
tensiones y ambientarnos en el auténtico y entrañable sentido de estas fiestas
que las palabras textuales de un pequeño de once años que empieza a caer en la
cuenta de que la vida se gasta, la gente
se muere…
Hasta aquí parte de la conversación con mi nieto Javier, pero hoy
-años ya-, que ya empiezan a entender, quiero añadir algo que, como el arcaduz
de una noria pequeñita, me da vueltas por el alma y me va regando con la más
fresca y limpia de las aguas: la del amor.
La vida, mis querido nietos, de cada uno es como un río que con su propia
corriente camina y crece hacia el mar. No obstante, quiero legaros mi reto de
cada amanecer, las claras deducciones que en este imparable viaje se han ido
escribiendo en la blanca pancarta de mis días. Puede que tan sólo sean algo así como pequeñas olas que acaricien la
reseca piel de lo que serán vuestros largos pasos, pero me vale la pena el
esfuerzo, si logro alcanzar, al inmenso océano
que es vuestra presencia en el mundo.
La vida, mis preciosos nietos, es una página
en blanco que se nos entrega en el
instante mismo de nuestro nacimiento.
Hasta el día que somos capaces de pensar y
decidir, son los demás los que escriben en
ella, pero llega un momento, puede suceder, o que cojamos la pluma
y nos convirtamos en protagonistas, lo
cual nos será, contradictoriamente fuente de gratificación y dolor, o dejados
llevar por la comodidad, aceptemos la letras que los demás sigan imprimiéndonos
al ritmo de nuestros pasos. Esta actitud, antes o después, nos exigirá estampar
una firma de autenticidad que nos podremos ratificar con la consiguiente
frustración.
Pero también la vida es un cúmulo de conveniencias: yo te doy; tú me das.
En la vida todo se puede vender, cambiar o comprar.
Pero la mayor tranquilidad de conciencia os
vendrá dada por el riesgo corrido en servir, en regalar, en amar sin
precio.
No importa que nuestro nombre quede fuera de
esas inútiles urnas que sirven al poderoso para recontar y regodearse con la
fidelidad de sus incondicionales satélites y otorgarles la recompensa que
ansían: ser considerados, tenidos en cuenta…
Pero esas
urnas sólo son un cajón de mentiras; mejor no estar en ellas.
Finalmente os digo: la vida es un camino por
recorrer. En él encontraréis de todo, pero jamás caigáis en la tentación de
inmovilizaros en punto alguno por blanco
o negro que sea.
Continuad siempre hacia delante sin mirar para
atrás porque una luz que se apaga no volverá
a lucir por mucho que nos duela. Podemos, eso sí, guiados por su rastro,
colgar una nueva en el horizonte de nuestros pasos. Y no os perdáis lo sucesivo
que siempre será sorprendente, y sobre todo no dejéis de marcar huellas que
sirvan de guía a otros caminantes.
¡Adelante, mis niños! Sois personajes de
excepción de este provisional escenario
que es la vida. Representad, con la
mayor perfección posible, vuestro papel, porque en ello encontraréis la
recompensa. Nacimos con un proyecto debajo del brazo: colaborar a que este
nuevo Día sea como un luminoso arco iris que, de extremo a extremo del
universo, luzca fecundo para todos los seres humanos.
No hay tiempo que perder. Somos criaturas en
cuyas miradas asoma el alba; somos corazón y vida por donde fluye el
maravilloso ocaso de cada atardecer.
Somos himno que entona sueños, mientras
tejemos el sutil relámpago que cruza el cielo y lo ilumina en blanca vorágine
de altura.
Somos belleza y amor.
Somos, y ahí radica el milagro, solitario
bosque de felicidad.
¡Ojala un día, pronto, ya, estéis listos para ir tomando el pulso a la
vida y grabando en el tapiz inmaculado
de los momentos, la sinfonía de
vuestras maduras realidades! Será, sin
duda, la mejor herencia que os pueda
legar, con la que podréis arribar al mar, crecido y en paz.
Y el cuco de mi reloj me da de nuevo la hora. La una en punto. Apago el
ordenador, me asomo a la terraza y, como cada noche, mi sencillo deseo que
viene a ser mi mejor oración: Que haya paz y amor en el mundo y que todos los
niños tengan felices sueños.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)