A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


sábado, 22 de septiembre de 2012

Canción de otoño para mis nietos

Mis queridos nietos y nietas: Otra vez estamos en el otoño. Atrás quedaron barcos, gaviotas, olas, vacaciones... Hoy el paisaje ha cambiado: hojas que caen, pájaros que emigran, papeles que vuelan, nubes que llegan... Y libros, cole, frío, casa... Sé bien que a más de uno, como a mí, le gusta este tiempo. Sí, el decorado  es otro pero seguimos siendo protagonistas en el bello escenario de la vida. Por eso, tenemos que hacer bien nuestro papel en cualquier estación del año y con las circunstancias que se nos presenten.
Esta tarde estuve en la sierra, que ya huele a madroños, chimenea, peroles... Pronto nos veremos todos allí y pasaremos días inolvidables junto al fuego que á los más chiquitines tanto les guta.
¡Ah! Y felicidades a mi precioso y súper bueno Gabriel que hoy cumple nueve años.
Esta postal la he hecho para mis hermanos y amigos, pero quiero que también vosotros la veáis en este blog que con tanto cariño os dedico. También la poesía que escribí en mi paseo de ayer a la sierra. Os quiero y os quiero.



OTOÑO EN LA SIERRA
(Para mis nietos y nietas)

Un pino, dos, tres...
¡Qué sosegado paseo, camino del yermo
que en negra calma me mira!
Casi noche ya; casi frío ya.
Fin de semana.
Cósmico placer la soledad.
Ladridos de perros, crujir de cancelas,
chirriar de pozos, ecos de pasos,
murmullo de recuerdos…
Avena loca, jaras, hierba crecida, mucha hierba…
¡Dios qué momentos de felicidad!

Pequeñas cosas, pasajeras cosas, muy queridas cosas
me conmueven y galopan por el alma,
en un volcán de sentires.

¡Déjame, Dios, un día más para repetirlas
mañana, pasado el otro…!

Un pino, dos, tres y bandadas de pájaros que se van,
Y humos de fogatas que los perolistas apagan
Y un olor a otoño que me dimensiona más allá de mi nada
y me confunde, como elemento más de este paisaje, rincón del mundo.

La tarde cae. El otoño llega, himno glorioso,
y yo con los brazos abiertos lo recibo.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Empezando el curso con mis nietos



Se acabó lo bueno y empieza un día mejor

¡Ea, mis queridos nietos y nietas! La gente suele exclamar, cuando se terminan unas vacaciones: ¡Se acabó lo bueno! ¿A que lo habéis oído alguna vez?
Hoy me uno a vosotros para comenzar el curso y os quiero decir que vamos a entrar con buen pie, estrenando libros, aula, profe y, sobre todo, quiero que estrenemos ilusiones nuevas.
Sí, ilusiones, porque el aprender, el progresar, el trabajar no puede ser para nadie una rutina, un aburrimiento del que deseamos escapar, ya que, todos sin excepción, caminamos, día a día, hacia una meta cuya escalada conlleva esfuerzo, pero es nuestra particular aventura de vida. Habrá espinas en el camino, pero solo  deberemos detenernos el tiempo justo para sacarlas de nuestros pies y seguir caminando.
¿Sabéis qué pienso? Pues, algo que puede ser  cierto o, al menos, a mí me lo parece y me sirve. De sobras  conocéis ya el relato de la creación en el que se dice que el séptimo día Dios descanso, y sabéis que un día no se puede considerar como las veinticuatro horas  de lo que nosotros llamamos días, sino a una larga tirada de muchos años.
Bueno, pues yo creo que ahora estamos  creando el octavo día y lo tenemos que crear entre todos, aportando cada uno su granito de arena que bien puede ser un trabajo bien hecho, una actitud solidaria ante los demás, un entender la justicia, el amor y muchas más cosas.
Pero, claro, a vosotros os toca la porción del aprender valores, conocimientos, os toca educaros en el respeto, compresnsión, reflexión... Os toca aportar ese pequeño esfuerzo, que lo es de todos, de cumplir con el deber lo mejor que sepáis.
Así que, si se acaba lo bueno, con el fin de las vacaciones, añadidle otra coletilla: Y empezamos otro mejor.
Y una confidencia para terminar que no puedo decir en voz alta porque me lloverían los abucheos, y no precisamente de vosotros, mis preciosos y querido snietos: ¡Ni un solo día de mi vida profesional he asistido a clase sin ilusión! Es más: deseba terminar las vacaciones para ver la cara de mis nuevos alumnos/as. ¿Os parece raro? Creo que no, porque me conocéis. ¡arriba, pues!
¡Ah! En mi cole se cantaba: Al colegio, que ya es hora, sin demora, vamos, pues, nos lo exige, nos lo manda la ley santa del deber.
¡Vámonos ya con alegría! Os quiero.